martes, 16 de octubre de 2012

El precio de un producto






El precio es el valor monetario que se le asigna a un producto o servicio al momento de ofrecerlo a los consumidores y, por tanto, el valor monetario que los consumidores deben pagar a cambio de obtener dicho producto o servicio.
La fijación del precio de un producto es una de las decisiones más importante del marketing pues afecta directamente la rentabilidad de una empresa. Un precio demasiado alto podría significar poca demanda del producto, pero un precio demasiado bajo podría significar pocas ganancias.
Para determinar el precio de un producto básicamente se usan dos métodos: el método de costos y el método de promedio de mercado.
El método de costos consiste en identificar y sumar los costos asociados a un producto o servicio, y al resultado agregarle el margen de ganancia que quiere obtener.
Por ejemplo, si los costos de producir y vender un producto (insumos, mano de obra, venta, etc.), suman US$100, y queremos obtener un margen de ganancia del 25%, el precio que le asignaríamos al producto sería de US$125.
Mientras que el método de promedio de mercado consiste en hallar el precio promedio de mercado que existe para un tipo producto (por ejemplo, acudiendo a los locales de la competencia, buscando en Internet, consultando a expertos, etc.), y luego fijar un precio en base a dicho promedio.
Por ejemplo, si hemos llegado a la conclusión de que el precio promedio de mercado para nuestro tipo de producto es de US$100, podríamos optar por ponerle a nuestro producto el mismo precio, un precio menor con el fin de ganarle mercado a la competencia, o un precio mayor con el fin de crear la impresión de que nuestro producto es de mejor calidad que los de ésta.
El método de costos y el método de promedio de mercado son los principales métodos que existen para determinar el precio de un producto, sin embargo, estos métodos deben usarse solo como referencia.
La fijación del precio de un producto no debe ser una decisión tan sencilla, sino una que meditemos y analicemos bien, pues tal como mencionamos anteriormente, determina en gran medida nuestra demanda y nuestras utilidades, y, por tanto, nuestra rentabilidad.
Al momento de fijar el precio de un producto debemos tomar en cuenta estos métodos, pero también otros factores, especialmente aquellos relacionados con el consumidor que conforma nuestro mercado objetivo.
Algunos de estos factores son:
-su percepción sobre el valor del producto: el valor que el consumidor le da a nuestro producto, teniendo en cuenta su calidad, sus atributos, sus beneficios y su marca, además de los precios de la competencia; y, por tanto, el valor que estaría dispuesto a pagar por él.
-su sensibilidad a los precios: si se trata de consumidor sensible a los precios que basa su decisión de compra especialmente en éstos, o si se trata de uno consumidor insensible a los precios que basa su decisión de compra, antes que en el precio, en otros factores tales como la calidad del producto.
-su capacidad económica: si se trata de un consumidor con poca capacidad económica que sea poco probable que compre productos caros, o si se trata de un consumidor con alta capacidad económica que esté en condiciones de pagar precios altos.
En general, para determinar el precio de un producto debemos elegir un precio que esté por encima de nuestros costos (para no perjudicar nuestras utilidades), que tome en cuenta el precio promedio de mercado (para no alejarnos mucho de él a menos que nuestra estrategia lo amerite), y que no sobrepase la percepción del consumidor sobre el valor de nuestro producto (pues si el precio es mayor que el valor que el consumidor le da a nuestro producto, será muy difícil que lo compre).
A diferencia de otros elementos de la mezcla de marketing, tales como el producto o la plaza, el precio es un elemento flexible que podemos y debemos modificar rápidamente de acuerdo a las circunstancias.
Por ejemplo, si nuestro producto ha tenido una buena acogida y, por tanto, la demanda es alta, podríamos optar por aumentar un poco nuestros precios y así aumentar nuestras ganancias.
O, por ejemplo, si nuestras ventas han disminuido, podríamos optar por reducir nuestros precios y así incentivar las ventas. Aunque antes de utilizar esta estrategia, que podría significar una mayor reducción de nuestras utilidades, lo recomendable es realizar otras estrategias tales como aumentar o mejorar la promoción del producto.
Para finalizar, veamos algunos elementos que podríamos considerar como parte del precio, y que también debemos tomar en cuenta al momento de diseñar nuestras estrategias relacionadas con éste:
-Formas de pago: alternativas que tiene el cliente para pagar por el producto o servicio. Ejemplos de formas de pago son el pago en efectivo, el pago a través de tarjeta de crédito, el pago a través de depósito bancario, el pago a través de transferencia bancaria, etc.
-Condiciones de pago: condiciones o plazo que tiene el cliente para pagar por el producto o servicio. Ejemplos de condiciones de pago son el pago al contado, el pago a crédito a 30 días, el pago de un porcentaje al contado y el resto al crédito, etc.
-Descuentos: reducciones del precio que se aplican con el fin de incentivar la venta del producto. Ejemplos de descuentos son el descuento por pronto pago (cuando el cliente paga antes de lo estipulado), descuento por volumen (cuando el cliente compra en cantidad), descuento por temporada (cuando el producto está fuera de temporada), descuento por bonificación (cuando el cliente ofrece algún tipo de beneficio).
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