por Ernesto Beibe
Los casos más graves de diferencias no resueltas entre integrantes de una empresa familiar, generalmente traen hostilidad entre padres e hijos, y rivalidad entre hermanos. Hay muchos padres e hijos que se aprecian y respetan mutuamente y establecen relaciones que permiten una “asociación” comercial redituable y efectiva. Pero la realidad es que son pocos los ejemplos que tenemos.
En la mayoría de los casos se producen situaciones de desencuentros. ¿Qué pasa con el padre? Hay empresarios que ven a la empresa que crearon como una extensión de sí mismos, acaparando el poder con dificultades de delegar responsabilidades. Pero también sucede que hay padres que saben que no pueden confiar en ninguno de sus hijos, y por eso no pueden dejar la conducción de la Empresa.
Hay padres que concientemente suelen desear el ingreso de su hijo a la firma. A su debido tiempo, piensa cederle el control de la empresa. Planea transferir gradualmente las responsabilidades económicas, financieras y el liderazgo. Sin embargo, inconscientemente, necesita probar que él es más fuerte que su hijo. Siente que si deja que su hijo “triunfe”, él será desplazado del centro de poder.
Estas contradicciones a menudo conducen al padre a actuar de una manera arbitraria e inexplicable. A veces parece que busca el bienestar y el desarrollo de la empresa. Otras, parece que estuviera resuelto a destruirla.
Ahora, ¿qué pasa con el hijo? A medida que madura, necesita y busca mayor independencia, más responsabilidad y mayor control ejecutivo dentro de la organización. Pero advierte que el padre lo rechaza y se niega a cederle autoridad Está ansioso por asumir el control de la empresa, pero es dejado de lado durante años.
El padre se rehúsa a retirarse, a pesar de sus constantes promesas de hacerlo, por lo tanto, la frustración del hijo es mucho mayor, a raíz de éste mensaje contradictorio. La discrepancia entre lo que el padre dice y lo que expresa a través de sus acciones irrita cada vez más. Esto genera situaciones de tensión, porque el padre contempla a sus hijos como ingratos y potencialmente traidores, y el hijo se ve a sí mismo como la víctima de un chantaje emocional.
Trabajar entre hermanos no es fácil. En la vida adulta se repiten situaciones generadas en la infancia, se disputan el amor del padre y de la madre, los juguetes y los amigos. La rivalidad entre hermanos es normal. Estimula el desarrollo armonioso y sano de los adultos. Pero si en la vida adulta siguen vigentes celos y envidias de la infancia, serán fuentes seguras de conflicto.
La tradición dice, que los hermanos mayores deben suceder a los padres y, sin embargo, a veces no debe ser así. A veces, el primogénito es menos capaz para llevar adelante la Empresa. Esto puede convertirse en conflictos, pero hay que comprender que herederos pueden haber muchos, pero sucesores hay uno solo.
Para resolver o prevenir los conflictos acuden al Mentor de Empresas Familiares. El Mentor detecta sectores de sufrimiento, de dificultades y de tensión. El papel del mentor es el de ayudar a discriminarse en los roles dentro del marco de las relaciones familiares, así como tener bien definidos los roles, funciones y tareas dentro de la empresa.
Esto permite reconocer las cualidades positivas de los otros, aceptando sus diferencias. El Mentor ayuda a encontrar las formas de un trabajo conjunto entre todos los miembros de la familia, ayudando a establecer un código de conducta para resolver las diferencias.
El Mentor trata de que las rivalidades (que existen) no se conviertan en una fuerza destructiva, ayudando a reconocer y determinar explícitamente quien ejercerá el liderazgo. Ayuda a cada uno a demostrar sus capacidades y habilidades a través de los resultados de su gestión, estableciendo remuneraciones sobre una base objetiva, y con un criterio compartido por los miembros de la Empresa Familiar.
Con la ayuda de Mentoring Empresario se producen metamorfosis. Se transforman las crisis de incompetencia en oportunidades de cambio y enriquecimiento personal y familiar donde, sin perder la esencia, las personas cambian y se desarrollan.
Por Ernesto Beibe | Mentor
ebeibe@speedy.com.ar l www.mentoringempresario.com
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