domingo, 23 de diciembre de 2012

Prioridades






En un discurso a un grupo de graduados hace varios años, Bryan Dyson, ex presidente de Coca Cola, habló sobre la relación entre el trabajo y los compromisos y dijo:
“Imaginen la vida como un juego en el que hacen malabarismo con cinco bolas que arrojan al aire. Son el trabajo, la familia, la salud, los amigos y el espíritu. Pronto se darán cuenta de que el trabajo es una bola de goma.
Si se cae rebota. Pero las otras cuatro bolas, familia, salud, amigos y espíritu son de vidrio. Si dejan caer una de esas quedarán irrevocablemente dañadas. Nunca volverán a ser las mismas.
Compréndanlo y busquen el verdadero equilibrio en sus vidas. ¿Cómo?
No disminuyan su propio valor comparándose con otros. No fijen sus objetivos en razón de lo que otros consideran importante.
No den por supuestas las cosas más queridas del corazón, apéguense a ellas como a la vida misma, porque sin ellas la vida carece de sentido. No abandonen cuando todavía son capaces de un esfuerzo más.
No teman admitir que no son perfectos y que cometen errores. No teman enfrentar riesgos. Es corriendo riesgos que aprendemos a ser valientes.
No corran tanto por la vida que llegan a olvidar no solo donde han estado sino también adonde van.
No olviden que la mayor necesidad emocional de una persona es la de sentirse apreciado. No teman aprender.
El conocimiento es liviano, es un tesoro que se lleva fácilmente. No usen imprudentemente el tiempo o las palabras. No se pueden recuperar.
Si prometemos en vano todo el tiempo la vuelta de la vida se nos pone en contra. La vida no es una carrera, sino un viaje que debe ser disfrutado a cada paso. Créanme que si se disfruta, el éxito a largo plazo está asegurado”.
Creo que en este discurso se plasma un gran aprendizaje de vida. Porque aprendiendo a tener en claro nuestras prioridades, y cultivando nuestra creatividad y talento, seremos capaces de generar ideas y comenzar a pensar de otra manera.
De comprender que en el sálvese quien pueda no se salva nadie. De dejar de hacer más de lo mismo y olvidarnos de viejas recetas que hoy no sirven de nada, salvo para obtener algún resultado cortoplacista.
Es hora de que un nuevo país, y esto no sucederá por arte de magia sino que (y no me voy a cansar de decirlo), debe empezar en cada uno de nosotros siendo más responsables, más creativos, menos individualistas, mas soñadores, más justos, más éticos, más respetuosos y menos soberbios.
Creo en un país diferente y nuestra capacidad para llevarlo adelante. Está ahí, latente. Es cuestión de proponérselo, nada más.
Gustavo Sarnari
Rodolfo Salas en 12:00 a.m.
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