viernes, 7 de diciembre de 2012

Empresa Familiar: Reflexiones para la sociedad de hermanos






por Catedra Prasa
1ª Reflexión: Deje que el árbol familiar se pode
Se equivocan las familias que por proteger tanto el negocio hacen muy difícil a los hermanos vender su participación en dicho negocio. Suelen valorar muy poco las participaciones y casi nunca distribuyen dividendos, lo que hace poco atractivo el negocio para el hermano que no trabaja en la empresa familiar.
Se equivocan las familias que alejan de la red familiar a aquellos hermanos que venden su participación en el negocio o le avergüenzan la decisión de vender.
Se equivocan las familias que desalientan la venta interna de participaciones y no facilitan la autocartera, pues así la compañía dispone de liquidez para crecer; en tanto que aciertan aquellas familias que facilitan la adquisición derivativa de las participaciones, pues a largo plazo la concentración voluntaria de capital facilitará la gestión del negocio. Aciertan esas familias que facilitan la autocartera porque elimina la posibilidad de tener propietarios descontentos, suaviza las tensiones entre hermanos y bloquea posibles litigios futuros. Cuando algún familiar quiere salir de la propiedad debe facilitársele la salida.
No se equivocan las familias que son generosas en esta poda de la propiedad familiar, tanto en la valoración de la participación como en la calidez de las relaciones familiares. Pagar un diez o un veinte por ciento del valor hace más atractiva la poda, confiando en que la empresa crecerá más al no disipar energías en contentar a descontentos. Se equivocan las familias que hacen al que vende sentirse avergonzado por tal decisión.
Por eso, recomendamos firmar acuerdos de compra-venta entre hermanos así como la adquisición derivativa por parte de la empresa, pues el objetivo final es concentrar la propiedad entre aquellos que tienen intereses comunes, objetivos compartidos y una visión también comparativa.
2ª Reflexión: Aproveche las ventajas de no tener socios ajenos directos
Es verdad que no admitir capital ajeno en la familia supone una incapacidad para financiar el crecimiento de la empresa, que debe en todo caso hacerse mediante una mezcla de endeudamiento y autofinanciación. Las familias inteligentes saben crecer a base de un capital familiar paciente, orientado al largo plazo. Se equivocan las familias que quieren obtener rentabilidades a corto plazo en el negocio familiar.
Las familias empresarias aciertan cuando toman decisiones y asumen compromisos de modo rápido, evitando todo el proceso burocrático que se corresponde con otros tipos de empresas, pues el hermano que goza de la confianza de la familia, aprovecha las muchas oportunidades que se presentan ante sus ojos.
Las familias inteligentes se encuentran confortables con los riesgos que asumen durante la vida del negocio. Conocen el negocio muy bien, porque han crecido con dicho riesgo, de modo que tienen cierta intuición a la hora de valorar los riesgos y de controlarlos. Las familias inteligentes tienen una retaguardia muy sólida: es la confianza mutua existente entre los hermanos y solo crean negocios con otros, basándose en esa confianza.
Las familias inteligentes, asociándose a través de la matriz con otros, crecen diversificándose. Así logran entrar en nuevas oportunidades a la par que diversifican sus riesgos y amplían su aprendizaje y adquieren nuevos conocimientos empresariales.
Por eso, aproveche la ventaja de no tener socios ajenos en la matriz, pero no rechace nuevos socios en filiales con los que haga crecer negocio y diversifique actividad y riesgo.
Fuente http://www.uco.es/estudia/catedras/catedra_prasa/catedra.php?cte=13&codigo=145
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