viernes, 18 de enero de 2013

Empresa Familiar: Socios y parientes.






por Ernesto Niethardt
El primer gran problema que enfrentan, y que las hace vulnerables, es la incapacidad de sus fundadores para planificar la continuidad y transferir con eficacia el control de la empresa a la siguiente generación.
En segundo lugar, muchas veces existe la percepción de que la siguiente generación no contará con buenos empresarios debido que los hijos han crecido en el ámbito de una familia con una buena situación económica, sin muchas exigencias y con una vida fácil.
Sin embargo, aún cuando el nepotismo no garantiza un gran sucesor para dirigir la empresa y puede dar lugar a no tan buenos directivos, con frecuencia se puede comprobar que los hijos de emprendedores exitosos muchas veces se convierten en buenos empresarios. Esto se debe a que, si bien pueden existir desventajas originadas en que los sucesores a veces se eligen más por razones familiares que por sus capacidades, el hecho de haber crecido en el ámbito de una empresa familiar muchas veces les da a los hijos un conocimiento de la empresa y una orientación hacia los negocios, dos atributos muy valiosos y necesarios para cualquier éxito empresarial.
El tercer problema son los conflictos familiares. Por ejemplo, se puede dar una rivalidad entre hermanos que termine afectando seriamente el funcionamiento de la empresa. Los hermanos suelen ser competitivos, y es probable que puedan tener diferentes personalidades y estilos de gestión. Esto puede derivar en conflictos que terminen en discusiones sobre una posible venta o división de la empresa. Por eso muchas veces en las empresas familiares se trata de evitar el conflicto, porque de alguna manera son conscientes de las posibles disputas familiares que acechan detrás de ciertos temas.
Pero la otra cara de la moneda es que las diferencias entre los hermanos también pueden aportar diversidad en términos de fortaleza, puntos de vista y creatividad. Si los hermanos son capaces de manejar el conflicto, esa diversidad puede convertirse en una fortaleza, y hasta podría ser una ventaja, porque ninguna empresa cambia si no hay conflicto. Por eso es importante aprender a diferenciar y separar las cuestiones entre el conflicto personal y el profesional.
El cuarto desafío es el tamaño de la familia, cosa que se suele dar con mayor frecuencia cuando se llega a la tercera generación. Muchos de sus miembros serán accionistas, pero no trabajarán en la empresa. Ya no crecieron en el hogar del fundador como sus padres, y pueden tener intereses, valores y orientaciones muy diferentes.
Ser los nietos del fundador no los convierte en seres apasionados por la empresa, y quizás tampoco les interese tener atada a ella una parte de su patrimonio personal. Esto se puede convertir en una fuente generadora de conflictos entre los que están adentro y los que están fuera de la empresa.
Por último, las empresas familiares deben enfrentar además, los mismos desafíos que cualquier otra empresa.
Pese a que las empresas familiares afrontan estos desafíos adicionales y complejos, tienen fortalezas que compensan con creces sus debilidades. Por eso es importante que las empresas familiares tomen consciencia de ello para poder maximizar su potencial.
Autor Ernesto Niethardt
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