sábado, 16 de febrero de 2013

Liderar es saber a qué renunciar (o la importancia de decir NO)






por Javier Megias

A veces olvidamos los principios básicos de la estrategia, que nada tienen que ver con innovadores modelos de negocio o estrategias ágiles… y si mucho que ver con el sentido común, los objetivos claros y el esfuerzo. Uno de los efectos tristemente mas habituales de este olvido es cuando la empresa se comporta como un pollo sin cabeza, sin rumbo ni dirección ¿por qué?.
En gran medida y según mi experiencia este comportamiento se deriva de la incapacidad para decir que no.. porque no lo olvidemos:
Saber dirigir es decir que no a muchas cosas para concentrarnos en unas pocas
Desgraciadamente y por contraposición en muchas empresas impera la estrategia del pollo sin cabeza, donde los objetivos, métodos y caminos cambian de forma continua, debidos a una importante falta de foco y porque sus directivos suelen caer en alguno de los siguientes “pecados”:




1. Desconocer el destino: Si bien es habitual que los primeros ejecutivos de cualquier empresa (sea una gran multinacional o una innovadora startup) tengan claro en términos generales su objetivo, en muchos casos sólo se tratan de ideas imprecisas y subjetivas sobre lo que se quiere conseguir (“ganar más dinero”, “incrementar el margen”, “internacionalizarse”).Si no tenemos claro nuestro objetivo y lo que “queremos ser de mayores” de forma más o menos precisa es prácticamente imposible que consigamos trazar un camino claro y coherente, y por lo tanto nos dejaremos distraer por otros caminos más o menos atractivos… pero que posiblemente no nos lleven a ninguna parte. Como nos enseñaba el Gato de Chesire:
Gato de Chesire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
Eso depende en gran parte al sitio al que quieras llegar -dijo el Gato.
No me importa mucho el sitio -dijo Alicia.
Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes -dijo el Gato
2. Dejarse llevar por las modas: Quizás uno de los errores más funestos derivado del punto anterior es el del líder “caza tendencias”… y no en su lectura positiva. Es desafortunadamente cada vez más habitual encontrar a directivos que en lugar de usar su propio criterio y sentido común respecto a la dirección que debe adoptar su empresa actúan a modo de veleta, y se dejan llevar por la tendencia más actual del momento escuchada en la última conferencia o libro revolucionario: outsourcing, insourcing, deslocalización, internacionalización, marketing ganado, social media… Ninguna de ellas tiene nada inherentemente bueno o malo, la clave es saber si sirven a los objetivos de la empresa o no .
3. No saber decir “no”: No nos engañemos, no hay nada más desagradable que decir que no, sobre todo a personas que aprecias o cuya opinión respetas. Si eso lo juntamos con una cierta debilidad de carácter nos encontramos con un directivo pusilánimeque, por no pasar el mal trago de decir que no, da luz verde a prácticamente cualquier iniciativa que se le proponga (a veces sólo de un conjunto determinado de personas, pero el efecto es casi el mismo).Y eso es un grave error, ya que por ahorrar una posible confrontación estamos poniendo en jaque el futuro de la compañía… y es que debemos recordar que a un directivo no se le paga para ser el más popular de la fiesta, sino para dirigir el timón. Eso no quiere decir, ni mucho menos, un estilo autoritario ni que las decisiones se tomen de forma individual, sino que una vez tomada una decisión hay que ser consecuente y avanzar en el camino, y no a la primera de cambio tomar un desvio.
4. Lo que haga la competencia: Tristemente habitual son las empresas puramente reactivas, que en lugar de buscar dentro de sí su mojo y encontrar su propio camino se sienten parte de un rebaño, y siguen/copian/hacen benchmarking del líder de su sector, imitando con 6 meses de retraso sus decisiones estratégicas… sin tener en cuenta que lo que para una compañía puede ser una estupenda estrategia, para otra, aunque similar, la puede hundir.Tenemos que encontrar el valor de tomar nuestro propio criterio, y como suelo decir, de ser diferentes en lugar de mejores
5. Oportunismo: Quizás uno de las más sutiles formas de evitar renunciar a algo es la del oportunista, que según se encuentra con algo por el camino, en lugar de simplemente renunciar a ello, lo intenta incorporar a su viaje de una forma más o menos burda y artificial, (algo muy diferente de la hibridación, que se basa en innovar obteniendo valor a base de unir dos elementos a priori disjuntos). Un amigo mío lo explica con el ejemplo del PimiKiwi:
Imagina que andas tan feliz con un pimiento en la mano, necesario para lo que estás haciendo… pero alguien te ofrece un Kiwi, muy sabroso y sin duda rico pero que no te hace ninguna falta. El oportunista en lugar de declinar amablemente el ofrecimiento lo acepta gustoso, y luego intenta hacerlo encajar con el pimiento (que sí era necesario) para crear un PimiKiwi, algo absolutamente inútil pero que el oportunista ahora se esfuerza en justificar como mucho mejor y necesario.
Todo esto no quiere decir que debamos obcecarnos en perseguir un objetivo pase lo que pase de forma rígida, ni mucho menos. Lo que quiere decir es que tenemos que tenemos que aprender a distinguir qué nos ayuda a llegar a nuestro objetivo y que, por interesante que sea, nos va a llevar a encontrarnos con un PimiKiwi en las manos.
¿QUÉ OPINAS?





Autor Javier Megias – http://javiermegias.com/blog/2012/09/liderar-es-saber-a-que-renunciar-importancia-de-decir-no/

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