Cuando un aparatito tecnológico tiene éxito encontramos a “hermanos” suyos hasta en la sopa, cuando en una tienda un determinado producto se vende como rosquillas, las demás tiendas adoptan a parecidos de éste como setas, y cuando en el cine una determinada película triunfa nos pasamos años y años viendo en el cine distintas películas que tienen el mismo común denominador, el mismo patrón, ¿no sería mejor innovar que calcar las fórmulas de éxito de los demás?
Sí y no, esa es la respuesta pragmática (que no en la que yo creo) a la cuestión anterior, es decir, sí que por una parte parece mucho más atractivo, interesante, incentivador e incluso potencialmente rentable el crear cosas distintas, el innovar, que no el calcar o ir a rueda de los demás. Pero evidentemente y por la otra parte, todo ello es mucho más arriesgado que intentar sacar el jugo a lo que otros han realizado.
Entonces y dividiendo el tema entre lo que es y lo que yo pienso. Si por una parte, nos centramos en lo que es realmente rentable y lo que nos dará resultados a más corto plazo, obviamente el intentar extenuar a la vaca lechera que funciona creando más y más clones de ella, será una opción segura. Ahora bien, segura a corto plazo y con poco recorrido, pero segura para un objetivo determinado eso sí.
Pero por la otra parte nos encontramos a la opción arriesgada (que es en la que creo) y posiblemente perdedora, pero que de ganar será la auténticamente ganadora en la máxima extensión de la palabra. Y esta no es otra opción que la de crear nosotros la realidad, el marco y ser nosotros a quien nos sigan. Obviamente eso no será siempre posible, e incluso no será siempre negativo que mientras nosotros creamos la realidad, que sigamos a otras realidades. Pero sí que es necesario que sea cual sea el caso, tengamos la mentalidad de aquel que manda y no de aquel al que le mandan o que se lleva las migajas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario