La calidad se percibe
¿Cuántas veces no nos hemos ido a comprar una camisa y con el simple tacto ya nos hemos dado cuenta de que era de muy mala calidad?, ¿cuántas veces hemos ido a comprar algo que nos deslumbraba por su aspecto pero de simplemente tocarlo ya hemos visto lo malo que era? Y es que la calidad se percibe, y la mala calidad, sin duda, se detecta a la primera.
Pueden vendernos esa pieza, ese objeto o ese lo que sea como el mejor del mundo, pero de buen seguro que si por el mismo ya no se vende percibiéndose como una pieza o como un objeto de calidad, para nada servirá vendernos esa supuesta calidad.
Un producto tiene que ser bueno y eficiente, y además en todo caso tiene que parecerlo (que eso no quita que no sea bonito). Pero parecerlo realmente, no de forma artificiosa o decorada, que lo único que esconde, son las grandes carencias y lagunas que tiene detrás.
Me vienen a la mente un sinfín de objetos, especialmente de estos tan manidos “ex todo a 100”, los cuales tú los ves y la vista te puede hacer llevar a pensar que estamos ante un gran producto, cuando lo que precisamente es, no es precisamente un buen producto. Estos, como otros, son claros casos donde la imagen no se ajusta a la calidad, pero donde la calidad (mejor dicho la ausencia de calidad) se detecta a pesar (o precisamente por) de la imagen.
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