Los centros de producción se trasladan ya por los clientes y no tanto por los costes salariales
Con el desarrollo del comercio internacional y la globalización económica, han sido muchas las multinacionales que han decidido trasladar sus centros de producción por una razón de costes, entendidos en sentido amplio, y entre los que se incluyen los inherentes ala mano de obra, el tratamiento fiscal de sus beneficios, la disponibilidad de materias primas o los costes de intermediación.
A medida que los países industrializados han ido experimentando un deterioro de su crecimiento económico y los países emergentes, en especial el grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) han ido consolidando altas tasas de crecimiento y de renta, el poder de compra está basculando desde Europa y Estados Unidos hacia estos países, cuestión que está modificando las razones por las que las empresas deciden una deslocalización empresarial, siendo los mercados y no tanto los costes.
En los últimos meses, son muchas las empresas que están experimentando estas sensaciones, como la filial del grupo alemán Wolkswagen, Seat, que ha proyectado abrir quince concesionarios en China, dónde comercializará dos de sus modelos, el León y el Ibiza. Con el objetivo de aprovechar el dinamismo de la economía china para compensar la caída incesante de las ventas en los mercados occidentales.
Este fenómeno, que sin lugar a dudas irá a más en los próximos años, deja entrever algunos de los cambios que se están produciendo en el mapa económico mundial. Dónde los principales mercados están abandonando América del norte y el viejo continente, para focalizarse en aquéllas economías más dinámicas, con mayor renta y con ‘ganas’ de experimentar el patrón de consumo occidental.
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