A los financieros les encantan las siglas y acrónimos, y si son en inglés mejor. Return On Investment (ROI), es el término que se usa habitualmente para valorar la rentabilidad de un negocio. En español sería el RSI (retorno sobre la inversión), pero la verdad es que se suele usar mucho más el término inglés. Se trata de la forma más interesante de saber si tu negocio funciona, y tiene muchas variantes. Explicaciones.
El beneficio sobre ventas no le dice nada al inversor
Si te has fijado, muchos negocios miden sus resultados comparándoles con las ventas. Empiezan desde el margen comercial (precio de venta – coste de venta) / precio de venta, y van analizando el porcentaje de rentabilidad hasta el beneficio después de impuestos.
Es una forma muy válida de medir los resultados de la empresa, porque permite detectar problemas y puntos de mejora, y comparar fácilmente diversos productos entre ellos, o incluso diversas empresas de un mismo sector. Sin embargo, al inversor este dato le dice más bien poco, excepto por la información sobre la buena gestión de la inversión.
El inversor quiere saber el retorno de su inversión
El ROI no mide la rentabilidad sobre ventas, sino sobre la inversión. Y para quien ha metido el dinero en la empresa (bien sea en capital o vía un crédito bancario para el cual es avalista), lo que importa es cuantos beneficios le va a reportar la empresa comparando con el dinero que ha metido.
Puede que una empresa tenga márgenes muy pequeños pero que no necesite mucho capital, por lo que la rentabilidad de la inversión es muy alta, o al revés. Por eso al inversor no le interesa tanto si el beneficio es el 10% de las ventas o el 2%.
El concepto del ROI
La idea detrás del retorno de la inversión es medir la rentabilidad de una empresa respecto al capital que se empleó para que funcionase. Es un cálculo muy sencillo, que divide el beneficio por el importe de la inversión, y da un porcentaje de rentabilidad para un periodo dado (normalmente un ejercicio anual).
ROI = Beneficio / Inversión
Las diferentes versiones del indicador
Como en una empresa hay muchas formas de medir que es el beneficio (operativo o no, antes o después de impuestos, por dar unos ejemplos), y aun más formas de definir una inversión (activos brutos o netos, capital empleado, capital invertido), la consecuencia es que existen diferentes versiones del ROI, cada una con su bonito acrónimo inglés.
Normalmente, la noción de retorno de la inversión más habitual se hace dividiendo el beneficio neto por los activos medios del periodo. Se llama ROA en inglés (retorno sobre activos). Por lo tanto, se puede decir:
ROI = ROA = Beneficio Neto / Activos Medios Ejercicio
Sin embargo, hay muchos otros ratios, tal como el RONA (que considera los activos netos como valor de la inversión), el ROCE (esta vez el denominador es el capital empleado) o el ROIC (que se mide en función del capital invertido). Luego se puede medir la eficacia de una inversión en un área en concreto, por ejemplo en marketing (ROMI).
¿Cómo puedes usar el ROI?
Las diferentes variantes que hemos comentado antes son nociones financieras muy técnicas y específicas, útiles en grandes empresas y más precisas según el tipo de objetivo o el sector, pero que para un emprendedor que lanza su negocio son demasiado complejas.
La idea que tienes que recordar del ROI es que en tu proyecto tienes que medir la rentabilidad del dinero que vas a emplear. Siendo el crédito tan escaso, es evidente que tu objetivo es minimizar el capital empleado a la vez que procuras maximizar los beneficios.
Coger el total de tus activos como referencia es una aproximación suficiente. Cuanta más optimizada sea tu inversión en activos fijos (inmovilizado) o en circulante (existencias, deudores), menos necesitarás financiarte (vía capital, créditos bancarios o proveedores).
Cada vez que vayas a invertir en algo, mide los resultados que te puede aportar en términos de retorno sobre inversión. Por ejemplo, si una estrategia requiere que tengas un mayor nivel de stocks, sería interesante saber si el ROI de esta decisión merece la pena. Si tienes que aumentar tus existencias de 50.000€ para obtener un beneficio adicional neto anual de 1.000€, probablemente no sea la mejor decisión. Pero si te va a generar 7.500€ de resultados netos adicionales (ROI = 15%), entonces parece una estrategia acertada.
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