Por Antonio Martín
La analista Ángela Méndez sostiene que el 70% de las nuevas compañías fracasan antes de los cuatro o cinco años de vida. La cuestión es averiguar cuáles son los errores –por acción y omisión– que provocan esta alta mortandad. Según los expertos, la gestión financiera es la eterna asignatura pendiente. En el mundo empresarial se dice que una empresa muere de éxito cuando la compañía, que lleva pocos años en el mercado, no ha sabido afrontar su crecimiento, ese momento en el que se empiezan a tener beneficios, aumenta la cartera de clientes y una diversificación o ampliación de productos es factible. Obviamente, las causas pueden ser muchas y variadas pero el resultado es que el 70% de las nuevas empresas fracasa antes de los cuatro o cinco años de vida, según datos de la Confederación Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios.
La cuestión es averiguar el motivo por el que los emprendedores fallan en su despegue y consolidación. Ángel Colomina, director de la Fundación Incyde de las Cámaras, afirma que a pesar de lo que se suele pensar, lo más difícil no es la puesta en marcha del negocio, sino que las mayores dificultades surgen entre el segundo y quinto año de existencia. La raíz de los problemas se encuentra en la falta de formación y asesoramiento: Se cree que lo más importante es tener una buena idea, cuando lo fundamental es desarrollar un cuidado plan de negocio que preste especial atención sobre todo al área comercial y financiera.
Raúl Jiménez, director financiero de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid, también comparte este argumento, pero achaca esta escasa preparación a la falta de cultura emprendedora en nuestro país. Las instituciones educativas y, en general, la sociedad no apoyan al joven que decide salirse de la norma no escrita de convertirse en asalariado de una gran compañía. Uno de los fallos de los empresarios es no tener en cuenta a la competencia. Para Colomina desde el lanzamiento de la firma y cuando ya se ha logrado un hueco en el mercado, el emprendedor no analiza a sus competidores. También señala que se deben cuestionar por qué no hay un producto en el mercado. Si es porque no funciona o porque aún no se le ha ocurrido a nadie.
Esto está estrechamente ligado con la diversificación de productos y servicios. En este campo el problema es la falta de adaptación a la realidad y saber amoldarse a los gustos y necesidades de los clientes. El director de la Fundación Incyde de las Cámaras insiste en que los emprendedores deben comprender la innovación y capacidad de afrontar los cambios. Es decir, reinventarse es una de las bazas esenciales para permanecer en el mercado laboral.
La responsabilidad de que las empresas mueran de éxito debe buscarse en el plano financiero. Según Jiménez, casi nunca se hace una previsión de tesorería. La causa de muchas quiebras es la falta de liquidez. Colomina corrobora este punto y señala que a menudo, los responsables del negocio confunden cobros y pagos. Por tanto, es fundamental elaborar una previsión financiera a medio y largo plazo. Lo ideal es hacer una previsión a seis meses vista y no pensar que, como tengo beneficios, obtengo dinero, avisa Jiménez.
Otro de los errores es no tener una reserva monetaria para posibles eventualidades, como un cheque devuelto por falta de fondos del cliente o los gastos generados por despidos y bajas laborales. Jiménez también recomienda cuidar la negociación con los clientes. Hay que ser astutos y aprender a cobrar pronto y pagar tarde, comenta el director financiero de AJE Madrid, quien recuerda que para ser un buen gestor se deben aprender técnicas de comunicación, fundamentales para poder llevar a cabo una buena negociación. Conviene tener presente la motivación de los inversores: los capitalistas orientados a conseguir dividendos y los socios trabajadores, que buscan capitalizar la empresa para ampliar el negocio.
Según los expertos, cuando se trata de contemplar el crecimiento de un negocio, los fundadores no suelen contemplar los beneficios que les puede reportar un cambio en el tipo de sociedad mercantil. Por ejemplo, si se quiere ser más libre, quizá convenga ser una sociedad anónima para poder cotizar en bolsa.
Honduras es un país con demasiados comerciantes y muy pocos fabricantes. Los inversionistas no deben olvidar que Honduras está en el corazón de América y que USA es el país más próximo que tiene de sus fábricas y es también el mayor consumidor de todos sus productos. Para ello es indispensable tener seguridad jurídica y sostener que nadie debe estar por encima de las leyes.
Autor Antonio Martín(amartin55@hotmail.com).
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