por Cathy Saumeth Cadavid
La globalización y los cambios tecnológicos, han influido progresivamente en la concepción que se tiene del trabajador y la labor que éste realiza en el logro de las metas productivas, lo que ha llevado a la empresa a buscar cambios en la Gestión del Talento Humano, abriendo espacios que permitan el desarrollo del potencial del trabajador.
La globalización, los cambios tecnológicos en las comunicaciones y el manejo de la información, así como el valor del conocimiento, han influido de manera notable en la concepción que se tenia del trabajador, su aporte a la organización y su relación con ella en la productividad.
En las primeras décadas del siglo XX, se dieron diversas denominaciones al manejo y gestión del personal, los cuales han venido evolucionando con el resurgir de nuevas teorías.
En un principio se utilizó el modelo de ¨Administración del Personal¨ en el que se insistía en el cumplimiento de las reglas internas y las exigencias de la empresa a sus empleados con respecto a los niveles de productividad. Un modelo no muy saludable porque se perdía considerablemente el personal por falta de seguridad e higiene, así como disminuía la productividad.
Este concepto va cambiando paulatinamente y se convierte en el enfoque o modelo de ¨Gestión del Recurso Humano¨ que no es más que el reclutamiento y selección del personal de acuerdo a las necesidades requeridas por el puesto, con la respectiva nomina de salario, al igual que la capacitación y seguridad industrial, condiciones que hacen que el entorno laboral sea el más adecuado y seguro para el trabajador en aras de una mayor productividad. Sin embargo no existe una relación entre el trabajador y la empresa, debido a que el individuo es considerado como un recurso o insumo “sustituible” que forma parte de la maquinaria de producción. Es ignorado, y no se tiene en cuenta sus habilidades y objetivos personales.
La importancia del trabajador como miembro activo de la empresa fue adquiriendo relevancia progresivamente con la participación de los psicólogos, trasladando las teorías psicológicas a la administración. En un principio las teoría de motivación de McGregor y Herzberg, posteriormente las postulaciones de la Escuela Humanista considerada como la tercera fuerza , entre los que se destacan Carls Roger, Rollo May, Abraham Maslow entre otros, fueron tomados como referencia para el cambio conceptual que se tenia del trabajador dentro de la empresa.
Dichos autores afirman que el ser humano se autodetermina mediante su proyecto existencial, hacen énfasis en la Autorrealización y el Desarrollo del Potencial Humano. Conciben a la persona capaz de tomar decisiones responsables y con una rica experiencia interior que aspira a realizar y ejecutar mediante el trabajo que realiza dentro de la empresa.
Por lo que se alegaron que los viejos conceptos sobre la administración del recurso humano lograban alienar al trabajador, ya que la labor que se le pedía realizar, no le permitía utilizar sus capacidades y habilidades de forma madura y productiva.
El trabajador no era un recurso sino el capital más valioso y por tanto ¨indispensable¨ para el logro de las metas de producción. De tal modo que el concepto de Recurso Humano queda en desuso, para convertirse en ¨Talento Humano¨.
La empresa no solo tiene la responsabilidad de gestionar el desarrollo del potencial de sus trabajadores, sino la garantía de que dicho potencial genera mayores niveles de rentabilidad, y menos costo, ya que al incrementar su capacidades el trabajador obtiene una mayor creatividad y compromiso con los nuevos retos que cada día enfrenta la empresa.
La palabra potencial describe la capacidad en algo, entonces el potencial humano es todo lo que una persona es capaz de hacer, de alcanzar en cualquier aspecto de la vida. Es un atributo de cambio, que tiene que ver con un proceso infinito de creación y recreación de uno mismo. Esta premisa nos permite entender que le potencial se puede ¨entrenar¨ y desarrollar. Los psicólogos humanista coinciden en cuatro premisas para dicho desarrollo:
-La Autonomía e Interdependencia Social, que son principios complementarios, solo un individuo que es autónomo puede ser responsable frente a la comunidad.
-La Autorrealización, que es una tendencia inherente al organismo que nos impulsa hacia el crecimiento y la diferenciación.
-La Búsqueda del Sentido, carácter intencional de la acción humana. El hombre no solo se mueve por las motivaciones materiales, sino por principios axiológicos como la libertad, la dignidad, y la justicia.
-La Concepción Global del Ser, el ser humano es un holismo. Sus sentimientos, pensamientos y acciones en un todo orgánico.
Teniendo claro que es el potencial y su desarrollo, de la misma manera debemos aclarar que una empresa es un sistema social, donde hay un conjunto de cargos y de normas, que por medio de las cuales le permite a la empresa alcanzar el éxito. Toda empresa debe ser continua, fluida y un medio que le permita al trabajador alcanzar sus objetivos personales como los de la empresa.
Se desprende la premisa de que para lograr el desarrollo del potencial humano, debe haber una relación individuo-empresa, en la que se promueva la necesidad de autorrealizarse, hacer uso de todo su talento y de buscar un sentido de significado y de logro en su trabajo. Visto así la satisfacción por el trabajo realizado y la utilización de sus propias capacidades son las que propician los principios de motivación, fundamentales en la actividad laboral. Esto nos permite afirmar que no existe conflicto entre las necesidades de autorrealización de la persona en el trabajo y la efectividad de la empresa. El trabajador puede lograr sus objetivos personales en conjunto con los de la empresa logrando así una mayor productividad.
Actualmente se busca que la relación individuo-empresa sea holística y para tal fin el psicólogo al igual que otros especialistas como el coach, le facilitan al trabajador de manera conjunta y participativa metodologías que le permita aprender por si solo la forma de cambiar y construir su autoconcepto de tal forma que pueda desplegar su potencial.
Carl Roger afirmo ¨que el comportamiento de la persona suele ser consistente con el concepto que tiene de ella misma, de modo que al modificar el autoconcepto el individuo cambia¨.
De igual manera Wilhelm Reich advirtió ¨que si las actitudes de una persona son poco flexible su cuerpo también se hace rígido. Hay una unidad funcional del cuerpo y la mente¨. Describió como las tensiones musculares crónica impiden la expresión de las emociones, condicionaban la forma de percibir y de ser percibido, nos hace manejar la angustia de un modo característico. ¨El conjunto de tensiones musculares constituyen una verdadera coraza o armadura¨.
Las obras de Reich dieron sustento teórico a muchas terapias corporales, en los que además de trabajar los contenidos psicológicos ponían atención en las posturas corporales, el tono de la voz, la respiración. Ambos contenidos delataban la manera de como organizamos nuestra defensas, la forma como percibimos el mundo y el manejo de nuestro impulso. Es decir lo que es propio, lo que ha quedado grabado en nosotros y con el que rubricamos todo nuestro accionar con un sello único. En la medida en quela persona pueda confrontar aquellas actitudes y las modifique sana su cuerpo, desaparece los niveles de estrés, reduce el ausentismo y baja el costo en los riesgos profesionales. Logrando así una conexión dispuesta al cambio y descubrir nuevas habilidades que le permita recrearse en su proyecto de vida con responsabilidad, llevándolo a la plena satisfacción.
Existen diferentes escuelas en el desarrollo del potencial humano, con diferentes metodologías y técnica de trabajo. Lo ideal es que se hagan un planteamiento de las necesidades y se escoja la metodología que más se adapte, todo realizado por un especialista en la materia.
Estos planteamientos teóricos han logrado cambiar la dirección en la gestión del talento humano, ya que la han acogido de modo de que la empresa se ha convertido el primer gestionador de cambio, en el promotor de nuevos conceptos atreves del aprendizaje, que no es solo intelectual e informativo, sino que es un proceso vivencial que transforma a la persona, lo lleva a revaluar su autoconcepto de manera positiva, reflejándose en su entorno familiar y laboral.
Esta transformación nos ayuda a modificar creencias que influyen notablemente en la cultura de trabajo y el clima organizacional, de manera que al romperlas mejoramos la metodología de trabajo, los objetivos son claros y precisos, de esta forma no hay ambigüedad para el trabajador en la toma de decisiones y la realización de su labor. Al estimular su fuerza interior, desarrolla la capacidad de hacerse mayores retos desplegando así nuevas habilidades que le permitan buscar consecutivamente el éxito.
Este aporte que la empresa se hace así misma, influye de manera notable, para lo que será la empresa en el mañana. Ante la tendencia actual de las fluctuaciones de nuevos mercados, la empresa requiere que constantemente se gestiones nuevas metodología de calidad para competir, es decir, debe provocar cambios para ganar espacios, realizar procesos de innovación que rompa esquemas con el fin de ganar nuevos mercados que aun no han sido acogido con un potencial de nuevos clientes . Y esto es gracias a una gestión encaminada al desarrollo del potencial de sus miembros con el fin de obtener lo que siempre se busca: el éxito empresarial.
Autora Cathy Saumeth Cadavid – Psicologa – Especialista y minor en Psicologia Clinica
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