por David Gandia
En un desayuno de trabajo organizado la pasada semana en la sede del Instituto Valenciano de la Empresa Familiar (Ivefa) bajo el tema Cómo transformar desde la Dirección un negocio familiar tuve la oportunidad de destacar tres aspectos de interés para los representantes de una veintena de empresas familiares de la Comunidad Valenciana, y que visto el interés que se despertó con el tema, considero también de interés para exponer en esta columna.
1. Reconocer la evidencia como principio de la solución. Es responsabilidad del consejo de administración o de familia visualizar/anticipar los riesgos que pueden hacer peligrar el futuro de la compañía, no permitiendo la degradación progresiva de sus resultados hasta situaciones irreversibles. Saber en qué fase de la crisis se está (crisis estratégica, operativa, de resultados, o de liquidez) y cómo se suceden las mismas; ayudar a discernir lo coyuntural de lo estructural, y planificar las acciones a adoptar sin dilación.
2. De la cultura del volumen a la cultura de la rentabilidad. Entender que la rentabilidad de aquellos negocios que se basaron en grandes volúmenes debe conseguirse también con volúmenes menores implica irremediablemente un cambio en la cultura/mentalidad de toda la organización, su capacitación, una simplificación del negocio, sus estructuras, su portfolio de productos y cartera de clientes, así como un férreo control sobre los costes del negocio.
3. La fijación y seguimiento de los objetivos como clave para dirigir la acción. No basta con pedir, exigir o esperar acción de la gente, conviene comprometerla con las nuevas reglas de juego del proyecto empresarial. Aquí se impone, por una parte, replantear los indicadores que ayudan a monitorizar las áreas del negocio (muchos de los anteriores han quedado caducos); luego, fijar objetivos adecuados, pero sobretodo y más importante, establecer los arreglos de supervisión regulares de su ejecución/consecución, desde el consejo hacia abajo.
Muchas empresas familiares han gozado históricamente de ventajas competitivas por su tamaño, proactividad, flexibilidad y proximidad al mercado. Actualizar estos atributos es hoy una necesidad para estas empresas si quieren volver a ser competitivos en mercados cada vez más complejos.
David Gandia es socio de Improven
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