Cada vez son más las empresas que realizan importantes esfuerzos por incrementar y mejorar los programas de beneficios que ofrecen a sus empleados. Pero esta inversión, que persigue la motivación y el bienestar presente y futuro de sus participantes, se transforma en un gasto ya que muchas veces el personal desconoce o no comprende las posibilidades que tiene a su alcance y, en consecuencia, no valora las prestaciones que le son otorgadas.
A partir de una nueva orientación de la comunicación, empleadores y empleados pueden dar un giro radical a este escenario. El mejor camino para lograrlo es aplicar las “cuatro C” de una comunicación: Completa, Clara, Confiable y Constante.
Para una aplicación efectiva de las “cuatro C” es necesario habilitar vías de comunicación que aseguren el acceso a la información.
Para lograrlo, los empleadores deberían valerse de las diferentes herramientas con las que contamos en la actualidad, desde los clásicos comunicados, folletos y otros soportes visuales hasta instrumentos digitales e interactivos.
Además, dependiendo del tipo de programa y objetivos, las charlas presenciales y las campañas de carácter gráfico pueden ser excelentes complementos a la hora de eliminar cualquier tipo de dudas.
La información tiene que ser Completa, y no sólo en cuanto a los contenidos específicos del programa sino también en lo que hace al marco conceptual y estratégico en el cual se concibieron. Es necesario que el usuario final comprenda el entorno en el cual tiene sentido ese beneficio para que pueda asignarle el valor que merece.
En la práctica, una comunicación completa debe integrarse con un lenguaje Claro, que se adapte al público interno de la compañía. Sólo así la empresa facilitará la comprensión del funcionamiento, financiación y beneficios que el programa otorga. Existen infinitas estrategias para realizar presentaciones simples pero de gran impacto que aumenten la efectividad de las propuestas.
A través de contenidos claros y herramientas interactivas, como los programas de proyección en los que el empleado estima el beneficio futuro, el personal se siente partícipe del proyecto y sus niveles de motivación aumentan.
A pesar de las múltiples ventajas de una comunicación completa y clara, sus frutos no son suficientes para garantizar la aceptación del público. Los empleados necesitan que la información provenga de una fuente segura y aquí entra en juego la tercera C de una comunicación que debe ser Confiable.
En cada caso habrá que evaluar si conviene presentar las campañas de comunicación desde la misma compañía o a través de terceros “expertos” que eventualmente generen mayores niveles de confiabilidad.
Por último, es esencial que las iniciativas de comunicación se mantengan Constantes a lo largo de las distintas etapas de los programas de beneficios. Nuestro mercado ha dado inicio a esquemas de educación continua.
Un claro ejemplo es que en el último año muchas empresas han aumentado los programas educativos -educación financiera- para que los empleados comprendan las opciones de inversión y ahorro que tienen a su disposición en los planes de pensiones.
Obviamente que los lanzamientos son sólo un punto de partida, los participantes requieren atención y seguimiento continuo para tomar decisiones inteligentes, sobre su presente y su futuro, en todo momento.
Las “cuatro C” de la comunicación son un atajo práctico y seguro para mejorar el retorno de la inversión en beneficios… ¿qué esperamos para iniciar ese camino?
Fuente: Iprofessional.com
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