Una parte de los coachees con los que tengo la suerte de trabajar son empresarios, propietarios de Pymes que crearon o en su día heredaron directamente de sus padres los negocios.
La empresa familiar que en España desgraciadamente está poco ayudada e incentivada, que no protegida, eso creo sería contraproducente, pero sí debería contar con más incentivos, pero en fin ese sería otro debate. Porque no nos engañemos dentro del tejido industrial español, a día de hoy, el 85% del total de empresas españolas {mayoría de capital español} son familiares y estás crean empleo o mejor dicho suponen casi un 70% del empleo privado de este país y en términos macroeconómicos son el 70% del PIB de este país. Datos facilitados por el Instituto de Empresa Familiar [IEF]
Pues bien, la mayor parte de estos coachees repiten una máxima; “…la empresa es la empresa y la familia es la familia…” lo que traducido podría ser…”los negocios por un lado y la familia por otro…” Y si se piensa, se dice y se tiene presente; qué es lo que ocurre para que tan solo un 15% de este tipo de empresas, logre subsistir y mantener las riendas de su propio negocio más allá de la tercera generación. En estos procesos de Coaching, surge una idea, una constante y es la de que la empresa ha de estar por encima del apellido…pero esto choca con el afecto, con las buenas intenciones en el mejor de los casos, sino es con el egoísmo y las peleas fratricidas por el poder en el peor de los casos.
Saber separar ambas facetas requiere de un gran esfuerzo por parte de quien ha de dar el relevo y por parte de quien ha de aceptar y asumir el relevo.
Es verdaderamente asombroso ver cómo se transforman las persona durante los procesos de Coaching; a día de hoy aún existe y perdura ese empresario hecho a sí mismo, autoritario, pero ya no vale, en el pasado sí, en la actualidad ya no; y ante esa evidencia sólo puede optarse por el cambio, pero ha de ser una decisión voluntaria que surja desde la necesidad de la persona; y el Coaching es una herramienta verdaderamente poderosa para tal fin.
El perfil de una figura principal, sobre todo de la primera generación se ha venido entendiendo como algo normal, pero ya no resiste el paso del tiempo ni el actual ritmo de aprendizaje que existe la empresa. Se ve, y lo que es más precupante, dentro del seno de una empresa; esa figura se siente como algo anacrónico. Hay que saber aunar, sacar lo mejor del negocio familiar, {ilusión, pasión, cercanía} y dejar a un lado los lastres {clientelismo familiar: ¿Quién no conoce a una hermana o a un cuñado que están en la empresa, “chupan del bote” y no aportan nada…pero claro…es que son familia…?}
El mayor problema {que no reto, porque hasta la actualidad no se contemplaba como una Oportunidad de Mejora, sino como un problema y punto} ha sido evitar la confusión sobre quién toma las decisiones importantes, las de verdad, dentro de la empresa familiar.
Los datos están ahí, en el año 2009 menos de una cuarta parte de las empresas familiares han dado ese paso, el de profesionalizar la gestión de la empresa.
El motivo…hay tantos como personas, y como situaciones, aún en empresas del mismo sector; éstos difieren tanto como de la noche al día; pero en la génesis de todas ellas está la falta de decisión, por confundir los términos.
Si queremos que una Pyme crezca, se desarrolle, y perdure habremos de ser capaces de gestionar el verdadero capital de las mismas, El Humano y Familiar como otro activo más. Otorgándole la importancia que tiene pero ampliando la visión del mismo.
¿Queremos que nuestra empresa desparezca?
¿Si se entiende que hay que cambiar la idea que se tiene de cómo ha de gestionarse la relación interna de los familiares que componen la empresa…qué sucede para que no se haga?
¿Qué nos falta para dar el paso y en unos casos “soltar” las riendas…y en otros casos “asumir” esas riendas…?
¿Qué ocurre ahí? O todos aprenden, todos ceden y todos aportan en la misma dirección ó…y creo merece la pena el esfuerzo de superarse y hacer frente a los tópicos
“…es que mientras mi padre no deje de verdad la empresa…”
“…sin mí, mis hijos no serán capaces de sacar esto adelante…”
“…si pero es que…antes las cosas no eran así y ahora…”
“…pero, pero, pero, pero…”
Fuente: http://blog.larretacoach.eu/2009/11/coaching-en-la-pyme-familiar/
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