Por Roberto Fonseca
El talón de Aquiles de las empresas familiares es el tema de la sucesión. De cada cien solo treinta sobreviven a la segunda generación. Un programa pionero en Nicaragua busca revertir esta tendencia.
El hotel Estrella es la excepción a la regla. Este negocio familiar, fundado en 1892 en la capital nicaragüense, es administrado en la actualidad por la cuarta generación. Son dos hermanas, Nora y Ana María Sándigo, las que están al frente de este establecimiento de cuarenta habitaciones.
“Mi bisabuela inició este negocio”, comentó Ana María Sándigo, vicegerente del hotel Estrella, refiriéndose a Mercedes Sándigo Matus, quien fundó la empresa familiar cuatro décadas después de que Managua fue elevada a capital de Nicaragua, al convertirse en sede del Poder Ejecutivo. Antes los gobernantes residían en Granada y León, respectivamente.
El hotel Estrella, ubicado en la parte oriental de la capital, ha sobrevivido a dos terremotos –1931 y 1972–, una guerra civil, un proceso revolucionario e hiperinflación. Asimismo, a la sucesión familiar.
En la actualidad lo maneja la cuarta generación, mientras sus padres, la tercera generación, fungen como asesores generales.
“Es muy bonito trabajar en familia, aunque hay diferencias de opinión entre nosotros, pero nos une el lazo familiar y el deseo de seguir impulsando este negocio que fundaron nuestros antepasados”, comentó Ana María Sándigo.
En su opinión, la quinta generación debe comenzar desde abajo, familiarizándose con todos los detalles y el proceso del negocio, aunque sean profesionales mejor preparados.
Cuatro pasos
El hotel Estrella es uno de los 47 negocios familiares nicaragüenses que han suscrito un protocolo con la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), institución ejecutora del programa Empresas Familiares, que se inició en el 2009 y concluirá en el 2014. Al finalizar serán ochenta las empresas familiares beneficiadas.
Al frente está Leonardo Centeno Caffarena, coordinador, quien explicó que este programa surgió con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organismo financiero multilateral, y se adoptó como referente el programa empresarial en Argentina.
De la experiencia sudamericana se extrajeron enseñanzas y lecciones aprendidas y se contrataron a los especialistas, entre ellos a Santiago Antognolli.
“Normalmente, a la tercera generación llegan diez de cada cien empresas familiares, y generalmente, en la tercera generación la firma que se gestionó bien se vende o muere. Este es un problema no solo de América Latina o de Centroamérica, sino a escala mundial. Casi siempre, las causas de muerte están relacionadas con el pasar de una generación a otra, es decir, al momento de la sucesión generacional”, dijo Antognolli.
El experto argentino apuntó, sin embargo, que cuando las empresas familiares son exitosas, tienen niveles de rentabilidad más elevados que las no familiares. Mencionó como historias de éxito el Corte Inglés, en España, o la Ford Motors, entre otras, que nacieron como negocios familiares. En Nicaragua está el Grupo Pellas.
Antognolli dijo que para extender el ciclo de vida de las empresas familiares, el programa promueve la adopción de cuatro pasos básicos: primero, la adopción de una visión compartida por todos los integrantes de la familia; segundo, generar órganos de gobierno para los tres subsistemas del negocio familiar, para la empresa, la propiedad y la familia.
El tercer paso es establecer un plan estratégico y un plan de sucesión y, finalmente, adoptar y cumplir con un protocolo familiar, donde se definen las reglas del juego presentes y futuras.
Para acompañar a las empresas familiares, el programa capacitó en su primera etapa, a un total de 35 profesionales, con alto nivel académico, para fungir posteriormente como consultores del programa.
Estos, durante un periodo de siete a diez meses, acompañan por tiempo completo a la empresa familiar asignada, para orientarla y conducirla por ese proceso de cuatro puntos. El cierre de la consultoría es la firma del protocolo familiar, que marca el derrotero a seguir.
“Las claves del éxito son saber separar empresa y familia y armar los órganos de gobierno de cada subsistema, es decir, el órgano de gobierno de la familia, de la propiedad y la gestión. El problema es cuando una sola persona tiene que tomar decisiones en el día a día, en los tres niveles, en los tres subsistemas, creándose confusiones y conflictos”.
Por tanto, el experto argentino abogó por cambiar la mentalidad del empresario familiar y generar empresarios familiares responsables.
En Nicaragua, explicó Leonardo Centeno Caffarena, se ha completado la consultoría con 47 negocios familiares, con los que se suscribieron protocolos.
Entre estos hay empresas de reconocida presencia en el país: Pastelería Margarita, Café Las Flores, Casa del Perno, Panadería Don Pan, Librería y Distribuidora Jardín, Llantasa y Rolter, entre otras.
Una de ellas es la empresa Aduanera de Nicaragua S.A. (Adenica), firma que ganó el premio regional Pioneros de la Prosperidad en el 2010, superando a otras nueve empresas ganadoras de certámenes nacionales en Centroamérica.
La firma fue fundada por Mario López; sin embargo, fue la segunda generación, de la mano de Carolina López, la que llevó el negocio familiar a un ámbito destacado a nivel nacional y regional, ubicándose ahora como una de las mayores empresas gestoras aduaneras del país.
En el caso de Adenica, el protocolo familiar fue suscrito en octubre del 2011, diez meses después que se inició la consultoría de Azucena García, promotora del programa Empresa Familiares.
“Como empresa familiar estamos convencidos de que la implementación de las herramientas de gobierno corporativo y el cumplimiento de las normas, compromisos y obligaciones que establecimos y consensuamos en el protocolo, son la mejor manera de garantizar la estabilidad, la continuidad y el crecimiento empresarial”, dijo el fundador de Adenica, Mario López, durante la firma del protocolo familiar.
“Pero sobre todo, y lo más importante es que así lograremos mejorar la convivencia y la armonía familiar”, destacó.
Además de las 47 empresas familiares que ya firmaron protocolo, están 17 en proceso de concluirlo. Luego quedarán 26 para completar la meta de 80 negocios familiares, al concluir oficialmente el programa en el 2014.
“Cuando ellos firman el protocolo familiar, prácticamente la empresa se está comprometiendo, al igual que la familia, a autorregularse y manejarse de una manera muy diferente. Ya no habrá un dictador o una dictadora diciendo qué se va a hacer y cómo se van a hacer las cosas, sino que hay un gobierno corporativo funcionando para cada subsistema: la familia, la propiedad y la gestión gerencial”, dijo Centeno Caffarena.
El coordinador del programa explicó también que para atender ese universo de negocios familiares se capacitó primero a un grupo inicial de 35 consultores, interesados en aprender y dominar las herramientas de los gobiernos corporativos, sucesión, gestión sin conflictos, planes estratégicos, método FODA, etc.
En una segunda etapa capacitaron a 13 consultores más en esta especialidad. De ese universo contrataron a 25, para fungir como consultores de los negocios familiares, por un periodo que se extiende de seis a diez meses. Esta labor es subvencionada por el BID.
Además, para extender los alcances del programa Empresas Familiares, impulsaron dos líneas más de trabajo. Primero, la capacitación de un grupo pionero de 28 profesores universitarios, provenientes de unos 16 centros de educación superior privados y públicos, para incorporar ese contenido al pensum académico de esas instituciones educativas.
La segunda acción ha sido desarrollar un programa de charlas de sensibilización y educativas, con empresarios familiares en diversos departamentos del país, impartidas por consultores argentinos y nicaragüenses.
“El tema de la sucesión es el tema toral, es el reto fundamental, porque cuando hablamos de sucesión, hablamos de dos lados, del que sale y del que entra. Para mí es el arte de entrar y salir en el momento oportuno, dejando tras de sí un legado escrito de la empresa que fundó y desarrolló”, dijo Centeno Caffarena.
Este programa es pionero en Centroamérica, aunque han surgido iniciativas similares en Honduras y República Dominicana; sin embargo, la experiencia nicaragüense ha servido para disminuir los tiempos en sus curvas de aprendizaje, ya que además es considerado uno de los programas más exitosos en ese campo.
Al respecto, el coordinador del programa recordó que los negocios familiares tienen un peso importante en Estados Unidos, América Latina y el Caribe, y en el mundo, ya que se estima que representan entre 80% a 90% de todos los negocios, generan entre 49% a 75% del Producto Interno Bruto (PIB) en los países y emplean alrededor del 85% de la fuerza laboral.
“En El Salvador, una universidad está muy interesada en copiar este programa de empresas familiares, para luego proyectarlo también a Guatemala. En Panamá también hay interés por parte de una cámara empresarial. No olvidemos que somos países de pymes”, concluyó Centeno Caffarena.
Costa Rica: sin sucesión
En mayo del 2011, la Cámara de Empresas Familiares (Cacef) presentó los resultados de un sondeo que reveló que solo el 11% de las empresas familiares del Costa Rica cuentan con un plan de sucesión.
Para dicho estudio, Cacef elaboró un cuestionario en línea, con preguntas de respuesta corta, en el cual se evaluaron factores como la longevidad de la empresa, el desarrollo, la proyección a futuro, el gobierno corporativo y las estrategias de sucesión, elementos vitales para la supervivencia de las empresas familiares.
El estudio se realizó a firmas de diferentes sectores productivos: industrial, turismo, agrícola, servicios, agroindustrial, comercio y tecnología. Además, hubo representación de todas las provincias del país. En su mayoría, las empresas encuestadas eran medianas.
De acuerdo con el sondeo, el 46% de las empresas están en un proceso de sucesión o lo vivirán en los próximos diez años. “La falta de un plan de sucesión ha llevado a muchas compañías al fracaso, por lo que contar con uno es altamente recomendable”, dijo Rodolfo Carrillo, presidente de la Cacef.
De acuerdo con el sondeo, otra de las debilidades de las empresas familiares es que el 29% no tiene una junta directiva activa, lo que resulta fundamental para cubrir los temas de estrategia empresarial, manejo del recurso humano, inversión y control del negocio.
Respecto al consejo familiar solo un 15% de las empresas consultadas por Cacef lo tiene, un 16% está en proceso de crearlo, un 46% no lo tiene y el restante no conoce qué es un consejo familiar.
Un 87% de los entrevistados no tenía o no conocía el protocolo familiar, un documento negociado en el cual se escriben las reglas de actuación en el presente y futuro, como familia, respecto al negocio familiar.
El 52% espera expandirse en los próximos cinco años a escala internacional, “el problema es que no tienen la estructura para respaldar ese crecimiento”, apuntó el presidente de la Cacef.
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