Estar al frente de un grupo de personas requiere de ciertas capacidades y actitudes. De la figura del líder depende el éxito de un equipo de trabajo.
El rol y las características de un líder determinan el éxito de un grupo de trabajo. Teniendo en cuenta mi experiencia a cargo de equipos, resumí cuestiones que para mí son trascendentes. Aquí, algunos tips sobre líderes y dirigidos que marcaron mi vida personal y laboral.
Ética y moral del líder
Un líder debe ser indefectiblemente en todo momento un ejemplo vivo e intachable para sus dirigidos. No me refiero a una perfección técnica o académica, la demos por descontada, sino a su “don de gente”.
Recordemos que muchos colaboradores se ven reflejados en sus líderes. Si el conductor resume para sus dirigidos un mix lógico de valores humanos más capacidad, idoneidad y conocimiento del negocio, estaremos ante la presencia de un verdadero líder que guiará a su equipo al cumplimiento de las metas empresariales.
Los valores organizacionales en convergencia con los valores personales
Cuando hablamos de misión, visión y valores de una organización, destaco que son fundamentales para comprender la cultura de cada organización. En este caso, me referiré puntualmente a los valores. Creo profundamente en la ética en el universo de los negocios: los valores transparentan a las organizaciones, son principios guías que marcan cómo ejecutar nuestras acciones laborables en el día a día.
Cuando conformemos equipos de trabajos busquemos que cada colaborador tenga incorporado en su interior valores similares o convergentes a los de la organización. Por ejemplo, si un empleado hace de la mentira un hábito de vida, difícilmente cumpla con la tabla de valores de la organización si en ella se incluye la verdad como concepto guía. Por supuesto, esto iría en detrimento del éxito del grupo y de la organización.
He conocido casos donde los empleados asumen el cumplimiento de los valores organizacionales como parte de su “débito laboral” y esto no debe ser así. Nuestros equipos de trabajo deben conformarse de personas íntegras, capaces, eficientes y dedicadas. El aspecto de moralidad debe venir incluido en la impronta interior del colaborador, es un pre-requisito de éxito.
¿Equipo de básquet o jugador de tenis?
En una organización todos jugamos en equipo, y la interrelación entre los distintos integrantes es vital para lograr el éxito. Hay personas que nacieron para “jugar al básquet” y otras para “jugar al tenis”. Los primeros comprenden la importancia de la conciencia colectiva de equipo, mientras que los segundos juegan solos. Por más que intentemos modificar la estructura de este tipo de colaboradores, su preferencia estará enfocada en “jugar solo”. La clave está en formar grupos de colaboradores que perfilen verdaderamente como “jugadores de equipo”.
Relacionar avances materiales de los dirigidos con los éxitos y conquistas del equipo
Es muy bueno vincular directamente el avance económico de los empleados con el cumplimiento de ciertos objetivos laborales. Por ejemplo, tras varios meses de arduo trabajo tal colaborador logró ahorrar para adquirir un bien determinado, puede ser un coche, un mueble, construir una habitación más en su vivienda, etc. Lo que se comprende aquí es “mi esfuerzo no sólo produce positivos en la empresa. Mi crecimiento va de la mano del crecimiento de la organización”.
Compartir el conocimiento como factor motivacional
Las empresas no viven en una constante de resultados superavitarios: hay ciclos con buenos, regulares y malos momentos.
He experimentado que compartir conocimientos con los dirigidos es un gran factor motivacional para no desacelerar el ritmo. La experiencia de tomar nuevos conocimientos y compartirlos con el resto del equipo también estimula, el aprendizaje colectivo satisface las necesidades grupales del enriquecimiento del saber.
Compartir los buenos y malos momentos, éxitos y fracasos
El mercado de hoy nos exige estar muchas horas al servicio de la demanda. Disfrutemos de los éxitos con gran pasión, analicemos los fracasos con profunda y sincera autocrítica, para así poder arribar a las medidas correctivas de cada caso.
Las organizaciones se componen de seres humanos, los líderes no deben estar ausentes en ciertos momentos de la vida de sus dirigidos. Por ejemplo, ante la enfermedad de un colaborador o un familiar cercano de este, el jefe debe decir “presente”. No sugiero que esto se haga como “parte del trabajo”, sino como personas adultas, responsables y cercanas a los miembros del equipo. Les aseguro que en momentos de sufrimiento, se graban singularmente muchas fotos. Como líderes comprendamos, la trascendencia de estar incluidos en ellas.
Evitar la estafa laboral moral
Se objetivan las tareas del día, todo el equipo sale a la calle, cada cual con una función específica, pero a media mañana un colaborador pasa por un bar y ve a su jefe tomando un café, leyendo distendidamente el diario o charlando animadamente con personas ajenas a las tareas que entre todos se propusieron para esa jornada laboral. No hay nada más frustrante que ver en la figura del jefe un “estafador laboral moral”. El jefe estafa cuando miente, y miente cuando incumple su compromiso, afectando la moral y posiblemente la actitud de todos sus dirigidos.
Tikkun Olam
Esta frase proviene del Hebreo y la traducción es reconstruir el mundo, como un mandato divino. Yo lo extrapolo al mundo de las organizaciones: nuestra vocación debe ser siempre la de construir, reparar, sumar. Que el líder y su equipo tengan en claro su misión. Tikkun Olam, construir, sumar…
Autor Lic. Ángel M. Papadópolos – Licenciado en Gestión Empresarial. Gerente Comercial La Rioja – Arca Continental – Región NOA SUR – Franquicia Coca-Cola.
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