por Juan Sobejano
El concepto de coste de oportunidades uno de los más interesantes y a la vez posiblemente menos desarrollados o utilizados dentro de la estrategia empresarial. Desde mi punto de vista es fundamental para diseñar un buen modelo de negocio y un producto lo suficientemente atractivo como para que tenga sentido en el mercado.
El coste de oportunidad es aquello a lo que renunciamos cuando tomamos una decisión económica. Para comprender su importancia es necesario entender el entorno en el que nos movemos, un entorno con recursos finitos, en el que la decisión de compra, uso o disfrute de un bien supone la renuncia a otro. En medio de este escenario, profundizado por la crisis, parece obvio que cualquier empresa o proyecto empresarial que quiera iniciarse ha de tener en cuenta este factor.
Creo que esto se ve muy claro si tenemos en mente el lienzo de análisis de modelo de negocio. Podemos ver cómo todo pivota en torno a la propuesta de valor. Para definir esa propuesta sería interesante reflexionar sobre el coste de oportunidad que supone aceptar la propuesta que nosotros proponemos, y no sólo desde una perspectiva de productos y servicios similares, sino por supuesto también de aquellos sustitutivos que, queramos o no, pueden alterar el valor de nuestra propuesta. No en vano Porter las incluye como una de las 5 fuerzas que determinan nuestra fortaleza y rentabilidad dentro del mercado.
La existencia de una competencia que influye claramente en la importancia para el mercado de mi propuesta de valor me ha llevado a un proceso de reflexión, en el que continuo, que me hace pensar si no sería interesante añadir a esa competencia como elemento de análisis en el lienzo de análisis de modelo de negocio del modo siguiente.
Añadir a las empresas que compiten con nosotros, ya sea con productos similares o sustitutivos, en el lado derecho del lienzo es lógico, puesto que este lado es el que analiza mis relaciones con el mercado. Ya digo que tengo dudas de su validez, pero sí creo que puede ser interesante como elemento de análisis, puesto que nos ayuda a comprender el auténtico valor de nuestra propuesta al mercado al analizar qué actores influyen en él y cómo puede afectar a nuestra elección de mercados, nuestra forma de monetizar o los partners a los que podemos y debemos asociarnos.
De todos modos, volviendo al tema del coste de oportunidad, es interesante constatar que el factor tiempo hace que todas las decisiones tengan un coste de oportunidad, es decir, que todas las decisiones que tomamos sean económicas, puesto que ya que ese (el tiempo) es un recurso finito, cualquier decisión implica dedicar esfuerzos y tiempo al objeto de esa decisión, y por lo tanto quitárselo a otros. Creo que este es un factor muy a tener en cuenta en empresas y destinos turísticos y que creo que no nos preguntamos adecuadamente. Sólo vamos a ser capaces de conocer el valor que nuestro destino tiene para el viajero (y lo mismo se puede decir de otros productos) cuando seamos capaces de comprender a qué ha de renunciar el cliente para venir a nuestro destino, a TODO lo que ha de renunciar, puesto que el coste de oportunidad puede tener, y de hecho tiene, no sólo un componente económico, sino también social. Cuando una familia va a un destino familiar es posible que los padres estén renunciando a unas vacaciones románticas por el disfrute de los hijos, ¿somos capaces de solucionar la pérdida de esa opción?, ¿Somos capaces de minimizar el conste de oportunidad de esos padres?
Introducir el coste de oportunidad en la reflexión estratégica nos da nuevas respuestas y nuevas perspectivas que hemos de tener en cuenta y gestionar.
Autor Juan Sobejano
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