En una anécdota probablemente apócrifa, se cuenta que cuando a Henry Ford se le ocurrió transformar el motor de 8 cilindros en línea a 8 en V, sus ingenieros se opusieron por considerarlo imposible. El los encerró en uno de sus talleres y les dijo que no saldrían de allí hasta que tuvieran el prototipo del V-8. Tal vez no sea del todo cierto lo que se cuenta, pero el caso es que Ford revolucionó el mercado con su imposible motor V-8.
En Sony todavía se cuenta una historia similar que tiene de protagonista a Shizuo Takashino, quien fuera jefe del proyecto Walkman, vicepresidente de la Compañia y desde 2006 Director de Sony China. Cuenta Phred Dvorak, periodista del The Wall Street Journal, que en 1992, cuando Takashino supervisaba el negocio de equipos audiovisuales de Sony, apremiaba a sus ingenieros para que redujesen aun más la videocámara al tamaño de un pasaporte japonés, pero estos le dijeron que ya habían llegado a un punto en que era imposible hacerla más pequeña. Takashino les dijo: “Sumérjanla en agua y si salen burbujas es señal de que hay margen para reducirla.” Huelga decir que la videocámara se hizo mas pequeña y las ventas se dispararon.
Para los grandes empresarios japoneses esos imposibles no existen, como bien lo dice uno de sus grandes genios, Konosuke Matsushita (1894-1989), en su libro El secreto de mi éxito:
“Nunca podremos realizar algo si lo consideramos imposible, sin embargo, si en contra de todas las apariencias, nos esforzamos intentando hacerlo posible, con frecuencia logramos realizarlo.”
Fue en 1961 cuando Matsushita, el creador de National Panasonic y Aiwa, recibió una petición de la Compañía Toyota donde le solicitaban que les redujera el precio de los radios para automóviles en 5%, dado que enfrentaba serios problemas de competitividad por precio. Y agregaba que esta reducción debiera de llegar a un 20 % en los próximos 6 meses. “Imposible”, dijeron sus ingenieros.
-¿Cuándo es nuestro margen”, preguntó Matsushita, “Tres por ciento,” fue la respuesta.
K. Matsushita pensaba que rechazar de plano la petición de Toyota diciendo simplemente que era imposible, seria un modo de solucionarlo, y desde luego, ateniéndose solo al sentido común, se denegaría. Por otro lado, sin llegar a un rechazo absoluto, se podría intentar negociar el porcentaje de la reducción.
“Sin embargo el considerarlo imposible en principio es una actitud poco inteligente. Por tanto, descarté la imposibilidad y reflexioné profundamente poniéndome en la situación de Toyota, teniendo presente esta petición. Por lo tanto decidí que debíamos de intentar por todos los medios reducir el costo, sin rechazar la petición tachándola de imposible.”
Un año después Matsushita había logrado rebajar el 20 % a Toyota y obtener ganancias. Además se logró un mejoramiento considerable del producto y esto solo porque no se antepuso la palabra imposible a la solicitud de un cliente. Las crisis disparan el ingenio y cualidades en nuestra gente que no se muestran cuando todo es bonanza. La rutina abotaga la creatividad.
“Si tu dices que algo no se puede hacer, te sorprenderás después cuando veas que alguien lo ha hecho.” (Autor anónimo)
Así que cuando vaya a decir que algo no se puede hacer, mejor diga “Eso no se puede hacer con la información y el conocimiento que ahora tengo”. Esto sí es cierto.
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