En términos de la imagen proyectada, usualmente los CEOs, ejecutivos y por supuesto los propietarios se preocupan por cómo lucen. Sin embargo, las ideas que se expresan, y cómo se expresan, también pesan enormemente en la impresión que los demás tienen de ellos.
Por eso, la revista estadounidense INC. Magazine propone una lista de nueve cosas que los dueños nunca deberían decir.
1. "Lo único que necesito es una gran idea": Jamás debe decirse algo así delante de nadie y menos de empleados, por la sencilla razón de que todos queremos creer que somos capaces de tener y proponer grandiosas ideas. Cuando el jefe manifiesta una carencia de estas, no sólo se ve incapaz de generar una por sí mismo, sino que tampoco valora las de su equipo o empleados. Por último, también es cierto que cualquier idea puede ser buena, pero lo importante es su ejecución, entonces la gran idea quizás es implementar las ideas que ya han propuesto.
2. "Me lo merezco": Claro, cualquiera que trabaja arduo y se sacrifica merece recompensas. Pero trabajar duro, y sacrificarse, no implica necesariamente generar resultados. Lo único que mereces es lo que obtienes. Por lo tanto, un jefe jamás debería desviar dinero de su empresa para premiarse a sí mismo (y si lo hace, nunca decirlo). La recompensa debe llegar cuando el negocio ya se ha desarrollado y ha generado suficiente efectivo.
3. "Podría ser exitoso si sólo tuviera más capital": Ningún negocio tiene suficiente capital. Estudios indican que los pequeños emprendimientos comienzan con menos de cinco mil dólares y sus dueños usaron parcial o totalmente los fondos de sus tarjetas de crédito para financiar su negocio. Puede ser que el dueño tenga poco control sobre cuánto efectivo tiene a mano, pero si tiene mucho control sobre las ganancias generadas y la determinación de los costos.
4. "Todo lo que necesitamos es cortar algunos costos": Aunque suene tentadora la idea de que cortar gastos conduce a mayores ganancias, se ha demostrado que por el contrario, cortar sobre todo en márketing y ventas hace la gestión mucho más difícil.
5. “Al menos los clientes son leales”: La lealtad es difícil de ganar y se pierde fácilmente. La lealtad de los clientes se basa en sus propios intereses, por tanto, es mejor para el dueño tener muy en cuenta que los precios altos, la calidad del servicio debe ser impecable, para compensar la diferencia con las ofertas de la competencia.
6. “Quiero que seamos todos una gran familia feliz”: Está bien que los propietarios busquen crear un ambiente amistoso, y de apoyo a los empleados, pero los negocios van mejor si no operan como una familia, porque de la misma manera que los clientes, los empleados también velan por sus propios intereses y si los intereses del dueño no se alinean a los suyos, entonces buscarán a dónde irse. Un dueño siempre debe tener en cuenta que sin ganancias, en los negocios ninguna familia se mantiene unida.
7. “Sólo soy uno entre mil”: Puede ser, pero hasta cierto punto. Los empleados son importantes, pero el dueño ostenta mayor jerarquía y por tanto, más responsabilidad. Al final el negocio es un reflejo de su dueño, y fracasará si su propietario falla en reconocer su propia responsabilidad.
8. “Seré paciente y dejaré que se corra la voz de lo bien que funciona el negocio y así crecerá”: La voz se corre, sí, pero de forma incierta, lenta, y muy poco controlable. Los clientes no se convertirán en los voceros del negocio. Salvo raras excepciones, la manera de hacer crecer un negocio es ser activo en el área de márketing y ventas.
9. “Quizás no debería meterme en eso”: Algunas veces un dueño debe tomar cartas en el desempeño de sus empleados. Está bien dejar que ellos aprendan de sus propios errores, pero hay veces que se necesita la intervención del propietario. Antes de delegar una tarea, un dueño debe decidir cuán lejos dejará que su empleado llegue, cuánta responsabilidad delegará. Y con todo, debe mantener control sobre sus acciones y exgir reportes cuando lo considere necesario.
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