¿Eres de las que empieza muchos proyectos ilusionada para luego dejarlos a medias? Algunas lectoras me han escrito comentándome que empiezan muchas cosas pero que no las acaban, que enseguida pierden la motivación, se desaniman y abandonan.
Si te sientes identificada no te preocupes, no eres la única. Lo importante es que determines cuál es la causa de ese comportamiento, que no deja de ser otra forma de autosabotaje que te impide conseguir tus metas y llevar a cabo tus proyectos con éxito.
Estas son las cuatro razones principales por las que no terminas lo que empiezas (las soluciones, después):
1. No tienes paciencia y quieres resultados rápidos
¿Eres de esas personas impacientes que en cuanto no tienen resultados rápidos abandona el proyecto que tiene entre manos? Tener poca paciencia es algo muy extendido hoy en día y por desgracia es difícil de cambiar (por experiencia lo digo). Pero es importante que modifiques tu estrategia si quieres ver cambios y resultados y, sobre todo, si deseas sentirte satisfecha con tus proyectos. Si sigues como ahora lo único que conseguirás es dispersarte, no obtener resultados y, al final, sentirte frustrada e incluso incompetente, con la creencia de que eres incapaz de acabar las cosas.2. No te planificas bien
Partimos del hecho de que sabes lo que quieres y ya has dado los primeros pasos, pero más allá de ahí, se acabó. El problema es que no tienes un plan paso a paso con objetivos, fechas límite y pequeñas acciones diarias que tomar. Lo he dicho muchas veces, sin plan, no llegarás muy lejos.
3. No te centras
Muy relacionado con el punto anterior. Como no tienes un plan, te dispersas, dejas las cosas a medias, pierdes el tiempo, te quedas pensando qué hacer ahora, en lugar de seguir una serie de pasos previamente meditados que te ahorran tiempo y te permiten estar centrada, actuar y, por tanto, conseguir resultados.
4. No es lo que quieres (es lo que deberías querer)
Ya lo he mencionado otras veces, cuando haces lo que “deberías” querer en lugar de lo que quieres se produce una división interna y acabas saboteando cualquier cosa que hagas; quizá con la excusa de que no tienes resultados o de que eres despistada o lo que se te pase por la cabeza, cuando la realidad es que no te interesa ese proyecto lo más mínimo.
Cualquiera que sea tu razón o situación hay algo que puedes hacer para solucionarlo:
● Crear un plan de acción. Fundamental, el primer paso a a dar; con objetivos a corto y largo plazo, con fecha límite y dividiendo cada objetivo en pequeñas acciones que puedas llevar a cabo fácilmente.
● Si quieres conseguir resultados rápidos procura priorizar aquellas acciones que te den mejores resultados. Para ello tendrás que pasar a la acción también rápido dejando miedos y dudas a un lado, pero es lo que te conseguirá resultados que te motiven e impulsen a seguir adelante.
● Tener una razón para llevar a cabo el proyecto, una razón que cuando flaquees o dudes te ayude a seguir adelante.
● Reconocer tus logros. Otra de las razones por las que no acabas lo que empiezas es porque no ves movimiento, no ves avances. Por eso es importante que reconozcas y premies los logros, que cada día te preguntes “¿qué he hecho hoy de lo que puedo estar orgullosa?” Eso te dará un empujón de motivación para seguir adelante.
Aparte de eso, piensa que en esta vida hay que ser perseverante y trabajador, las cosas ni se regalan ni se consiguen sin esfuerzo. Puede que veas a alguien que ha conseguido el éxito y pienses que esa persona es especial o que ha tenido suerte; pero te equivocas, lo que ha tenido es perseverancia y trabajo. Como leí hace poco, uno se fija en el éxito pero no en el sacrificio que hay detrás.
Así que ya sabes, párate a pensar qué es lo que tú quieres, haz las cuatro cosas que acabo de mencionar y rodeate de gente que te apoye y te anime. Verás que así consigues acabar las cosas, tener resultados y, lo más importante, sentirte orgullosa y satisfecha con lo que haces.
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