La expectativa actual de la sociedad ante los líderes de cualquier campo es solicitar transparencia, eficiencia, trabajo intenso, credibilidad y ética, afirma el presidente del Instituto Latinoamericano de Liderazgo, Jorge Yarce Maya.
La pregunta clave es como incorporar vitalmente el anhelo, la meta, el objetivo para que sean, a la vez, un sueño pero, más todavía, un propósito desglosado en planes de acción de futuro, dice Yarce quien ha escrito más de 18 libros sobre ética, liderazgo, gerencia y filosofía empresarial.
“Pienso que el líder es el gran elemento del cambio para ayudar a construir la sociedad que todos anhelamos. Pero no va a hacerlo con base en el no sino con base en el sí, con la pedagogía afirmativa de quien sabe que ser hijo de su tiempo no es acomodarse a las circunstancias del tiempo y de la sociedad”, afirma.
Al contrario -advierte- es tratar de cambiar las circunstancias adversas de cada época para abrir paso a nuevas realidades. No es aceptar las circunstancias como fatalmente dadas, lo que supondría renuncias a las posibilidades de la libertad humana, sino afirmar esta libertad y desde ella afrontar la construcción de la realidad social.
Sus argumentos que encajan en los líderes de las pequeñas y medianas empresas (Mipymes), que conforman más del 98 por ciento de las unidades productivas del país, están enfocados a gerenciar con eficiencia, pero a la vez sin apartarse de la ética.
Los puntos principales de sus tesis son los siguientes:
Cuando al tenebroso Fouché, jefe de la policía secreta francesa durante casi cincuenta años, le preguntaban como había hecho para sobrevivir al Terror, a Napoleón y a la República, se limitaba a responder: “yo soy un humilde servidor de las circunstancias”.
Hay demasiados servidores de las circunstancias, demasiadas personas resignados a los males presentes, demasiados conformistas con el establecimiento, demasiados fanáticos de la sociedad consumista, demasiados defensores a ultranza de sus propios intereses sin prudente equilibrio con la defensa de los derechos legítimos de la defensa de los derechos legítimos de los demás, demasiados seguidores del capitalismo salvaje, demasiados amigos de la violencia y demasiados partidarios de la intolerancia.
Constructor de sociedad
Necesitamos romper esos paradigmas y demostrar con hechos que hoy es el momento y la oportunidad para los líderes, para muchísimos hombres y mujeres llamados a desarrollar su potencial de liderazgo en su puesto de trabajo, en el aula de clase, en el hogar, en el trabajo o en la acción social. Nuestra cuota en la comisión o en la omisión es inexcusable, y constituye una oportunidad de cambio, un llamado a la responsabilidad, es decir a la urgencia de dar respuestas acordes con la expectativas de la sociedad.
Liderazgo que es sinónimo de vocación de servicio y de ejemplaridad a todos los sectores de la nación. No es convertir la propia tarea en una trinchera o en un parapeto sino hacer de ella el hogar por excelencia del dialogo. El líder, como nadie, debe estar abierto a un dialogo total sobre lo que es su primer y preferente tema: la suerte de la nación.
El líder, antes de ser constructor de sociedad, ayuda a ser constructor de sueños en los demás: de visión, de ilusiones, de anhelos e ideales por los que vale la pena empeñar la vida. El liderazgo del profesor, por ejemplo, exige inculcar metas ambiciosas a las jóvenes generaciones, enseñar a los alumnos a crear el futuro con sus propias manos, ayudarles a pensar en grande –con mayor razón en el momento actual-, acompañarlos en el camino de la ciencia y la generación del conocimiento y en la búsqueda de soluciones a las necesidades y a los desafíos de la sociedad.
La comunidad necesita del liderazgo que trate de hacer lo imposible, pues lo posible ya está hecho. Para ello hay que empeñar lo mejor de uno mismo para contribuir a que una institución ayude a cambiar la sociedad entera, para que de ella salgan los lideres que van a reconstruir el país.
Estamos llamados a ser lideres que sienten la abrumadora necesidad de trabajar sin descanso para que la sociedad supere la crisis profundas que vive, y todos seamos constructores de la paz y convivencia, de justicia y de progreso.
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