He de reconocer que tengo suerte: a lo largo de mi vida profesional he podido trabajar en prácticamente todo tipo de empresas, desde startups de la era .com hasta grandes multinacionales, y gracias a ello he podido valorar y comprender qué cosas funcionan bien y mal de cada tipo de empresa... y sobre todo, qué podrían aprender unos de otros.
En éste sentido, tradicionalmente se ha considerado que las startups tenían mucho que aprender sobre cómo se gestiona… ¿pero y en el otro sentido? ¿Que pueden aprender las grandes empresas?
Lo primero sería entender qué es realmente una startup, ya que aunque la inercia nos lleva a considerarlas “sólo” empresas que están iniciando una nueva actividad, realmente existe una nueva raza de startups que han redefinido varios de los planteamientos tradicionales del management y la estrategia tradicional, empezando por la definición de lo que realmente es una startup (como ya decíamos al hablar sobre la necesidad de pivotar el modelo de negocio):
Una startup es una organización temporal destinada a
descubrir un modelo de negocio rentable y escalable
En la situación actual cada vez hay mas grandes empresas que intentan adaptar su posición competitiva a la nueva realidad reinventándose, quizás creando nuevos productos, quizás sirviendo a nuevos clientes o quizás simplemente utilizando nuevos canales… y se encuentran que su organización está diseñada para realizar la tarea para la que ha sido entrenada de la forma más eficiente posible, pero sin embargo todo son problemas, barreras e incertidumbres a la hora de hacer ajustes en la estrategia, a la hora de innovar y cambiar la forma tradicional de hacer las cosas.
El CEO se siente como si estuviese intentando hacer cambiar de rumbo a un elefante al galope que se acerca hacia un abismo. Esta imagen tan melodramática precisamente se contrapone con la de los ratones que corrían detrás del elefante, y en cuanto atisbaron el peligro dieron ágilmente la vuelta y empezaron a buscar nuevos horizontes.
¿Qué podemos aprender de las startups?
Esos ratones son las startups: pequeños, rápidos y creativos, capaces de crear e innovar cien veces más rápido que la empresa tradicional. ¿Que pueden aprender las empresas establecidas de las startups?
1. Flexibilidad:
Posiblemente la cualidad número uno de cualquier startup sea la flexibilidad, la capacidad de adaptarse rápidamente a cambios en el entorno. La flexibilidad de una empresa es la suma de la capacidad de sus empleados para ser flexibles (no sólo en cuanto el trabajo que desempeñan, sino en cuanto a sus esquemas mentales) y la de sus procesos y procedimientos (aunque óptimos para la producción eficiente, son una barrera a la flexibilidad)
2. Insolencia:
Si hay algo que define a cualquier startup es su ambición, su firme convencimiento de que son capaces de hacerlo mucho mejor que los grandes players de su sector. Esa insolencia es el punto de partida sobre el que innovar, ya que muchas veces lo que constriñe la capacidad innovadora de una empresa no son sus recursos, sino sus propios prejuicios mentales respecto a sus capacidades. Las startups no tienen miedo a sacrificar las vacas sagradas, a ir por un camino diferente por el que nadie había ido antes.
3. Tensión:
En las startup habitualmente se trabaja como si cada euro fuera el último, por lo que existe una sana tensión por conseguir resultados, que se transforma en una estrategia para llevar el producto al mercado pronto y validarlo con el cliente, en lugar de pasar por pesados ciclos secuenciales de planificación desarrollo, producción, calidad, pruebas…etc. Las startups utilizan enfoques iterativos para poder validar de forma temprana si el producto es válido o no y cuales son las características más usadas, punto de partida de cualquier producto de éxito.
4. Visión compartida:
En una startup todo el equipo, desde el primero hasta el último, comparte una visión sobre cual el objetivo último que ambiciona alcanzar la startup y cuál es el camino que se ha diseñado para llegar a él. Esta forma de trabajar consigue que todo el equipo esté cargado de energía, motivado y dispuesto a pelear para llegar al objetivo (“equipo”, no “empleados”). Además, existe otra lección paralela sobre la forma de abordar las estrategias de cualquier startup: “Piensa en grande, actúa en pequeño”.
5. Métricas:
Esa nueva raza de startups sabe que el hecho de disponer de capital (en el caso que sea así) no significa que hay que gastarlo, y por lo tanto esperan el máximo retorno de cada acción que lleven a cabo. Para ello, en lugar de dejarse seducir por métricas que para lo único que sirven es para hinchar nuestro ego (¿para qué sirve saber que tengo x clientes?) se esfuerzan en utilizar unas pocas métricas accionables, es decir, que muestren inmediatamente si una nueva característica de producto está modificando positivamente el comportamiento de los clientes o no (p. Ej. usuarios que tras utilizar el producto han decidido registrarse)
6. Innovación:
Si hay una característica común en el ADN de cualquier startup es la innovación, la capacidad de leer el mercado de una forma creativa, valorar cambios disruptivos y diseñar productos o servicios nuevos y con valor para sus clientes. Esta capacidad parece en general encontrarse oxidada en muchas grandes empresas, únicamente capaces de plantear innovaciones incrementales que no desafíen la forma establecida de pensar y el status quo.
7. Estructuras planas:
Las startups están formadas por comandos y soldados altamente motivados, lo que hace innecesarias complicadas estructuras jerárquicas y pesados procesos de seguimiento y control. Además, el hecho de que todas las personas que deben tomar una decisión se reúnan en la misma habitación para tomarla hace mucho más ágil y efectiva a toda la estructura.
8. Pivotar:
Cuando en una startup se detectan los primeros síntomas de que la estrategia no está funcionando, ya sea porque el mercado no valora el producto tal cual ha sido diseñado o porque la forma de monetizarlo no está dando los resultados esperados, se plantea el pivotar todo su modelo de negocio, y lo hace hasta que encuentra el modelo que es capaz de explotar su proposición de valor de una forma más óptima. En mi experiencia en muchas grandes empresas se tiende a considerar que la culpa la tiene el cliente que no sabe apreciar la calidad de los productos, que la tiene la competencia por usar precios tan bajos…etc. Lo que sea en lugar de tomar una decisión y actuar.
9. Feedback:
Si hay algo que manda y diferencia a una startup de una gran empresa es la importancia que se da al feedback de los clientes. No hablo de educadas encuestas de satisfacción ni de los tradicionales buzones de sugerencias… ni siquiera del valioso feedback que ofrecen los equipos comerciales. Hablo del feedback construido como característica base en todos los procesos de la compañía, de la obsesión por medirlo todo, del hecho de que los equipos de producto salen de la oficina y van a donde está el cliente y le preguntan, lo estudian mientras usa el producto e interactúa con él… porque el objetivo es construir lo que los clientes necesitan, no lo que nosotros pensamos que quieren.
10. Velocidad:
Todo lo anteriormente expuesto conforma la característica base de cualquier startup, su principal ventaja competitiva: la velocidad. Velocidad para adaptarse a cambios en la competencia, velocidad para llegar a nuevos mercados y clientes, velocidad para replantear una estrategia que parece no funcionar, y velocidad para innovar.
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