La “cocina” de la creatividad es muy diferente a sus formas de manifestación.
Todo oficio, actividad o profesión creativa exige dedicar tiempo y esfuerzo a actividades que no se ven. Pero que son imprescindibles.
Creatividad Invisible: todo lo que hacemos para crear que no es, específicamente, crear.
Para un actor, por ejemplo, la creatividad invisible consiste en todo lo que sea diferente a actuar o componer un personaje: lidiar con representantes, subsistir cuando hay poco trabajo, soportar a colegas envidiosos, aceptar papeles secundarios, manejar sus finanzas con ingresos irregulares, viajar a lugares poco atractivos…
Estas actividades:
-lo general son menos glamorosas de la actividad creativa en sí misma.
-Son algo ingratas. Es decir, no generan una respuesta inmediata y el esfuerzo no siempre es proporcional a los resultados que se obtienen.
-No se parecen al estereotipo de estar “haciendo creatividad”: no tienen que ver con generar ideas, ni con expresarse, ni con estar en contacto con novedades.
-Suelen relacionarse con la interacción con nuestro entorno. En su libro One Continuous Mistake, Gail Sher habla de las prácticas invisibles del escritor: todo lo que debe hacer para construir un entorno que lo condicione favorablemente en su ritual de escritura.
La clave: Sólo disfrutamos estas actividades cuando nos apasiona de verdad lo que hacemos.
Por eso nos cuesta priorizarlas. Por eso nos cuesta planificarlas. Por eso nos cuesta sostener nuestra atención realizándolas.
Creo que la Creatividad Invisible es lo que diferencia al amateur del profesional. Una cosa es amar la música (amateur). Otra cosa es vivir de la música.
El creativo en serio tiene que hacer muchísimas cosas que no ama para poder dedicarse a lo que ama.
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