Antes se podía desarrollar un producto -y aquí podemos traer el ejemplo de Daimler Benz, una empresa que trabajaba más de una década para desarrollar un nuevo producto- , y si el producto resultaba bueno, se vendía bien durante décadas.
En el mundo actual, sea en productos de consumo o en sistemas de negocios, debemos desarrollar productos con mayor velocidad y además estar preparados para dejarlos de lado y seguir con la próxima ronda con mayor velocidad. El término que yo utilizo, y creo que se puede traducir muy bien al castellano es “el metabolismo del negocio”. Este metabolismo es mucho más vital, energético y creativo de lo que fue durante el siglo pasado o durante las décadas de 1950, 1960 y 1970.
Las mujeres tienen mucho más que aportar de lo que les hemos permitido. La razón obviamente tiene connotaciones culturales. Las mujeres aportan ciertas habilidades y actitudes importantes al lugar de trabajo que son especialmente útiles en estos tiempos y creo que nosotros en Occidente, que no tenemos prejuicios religiosos, no estamos utilizando todo su potencial.
¿Dónde es más factible encontrar a los individuos con menor diversidad de experiencia, mayor inversión en el pasado y la más fuerte adoración por el dogma industrial? “En la cima”. Así es. Creo que el directorio debería tener, por lo menos, una leve semejanza con el mercado al que apunta la empresa. Pero si intentara identificar los mercados de algunas empresas a partir de la composición de sus directorios, pensaría que sus clientes son todos VOWG (sigla de hombres blancos muy maduros en inglés). Es una vergüenza. Es económicamente “estúpido”. ¿A quién le importa cuál es la estrategia de una compañía si el “motor” que la impulsa (el directorio) está desalineado con el mercado que atiende?
Tom Petersv
No hay comentarios:
Publicar un comentario