Nuevos estudios demuestran que la risa puede lograr resultados asombrosos en las empresas.
No se trata de reírnos del jefe, eso incluso podría costarnos el puesto de trabajo. La cuestión está en poner en marcha el positivismo ante las adversidades, ahí está la clave.
Trabajar ha estado siempre asociado al esfuerzo. Sin embargo, en los tiempos que vivimos, contar con un empleo (cualquiera que sea) debe ser motivo para sonreír, lo demás son obstáculos que forman parte del camino hacia el éxito. Una nueva investigación de la que hace eco Siobhan Hammond (en el digital especializado Management-Issues), confirma que la clave es volver al pasado.
De qué manera, es sencillo, durante la etapa infantil una persona puede llegar a reírse a diario unas 300 veces. En cambio, según los expertos, en la edad adulta lo hacemos menos de 80 veces al día.
La risa reduce la producción de hormonas que causan el estrés, por lo que la recomendación seria mantener vivo nuestro “niño /a” interior.
Perder el miedo al ridículo
La opinión de los otros, digamos lo que digamos, siempre nos ha importado más de lo necesario. Según Hammond, experta en lograr rendimiento y productividad en empresas de alto nivel, como empleados somos más bien serios en la oficina por dos grandes razones.
La primera: “Tenemos miedo a ser ridículos en el afán de ser positivos”, lo que podría poner en peligro nuestra posición profesional y el desarrollo de nuestra carrera dentro de la empresa.
En segundo lugar, históricamente la oficina se ha concebido como un espacio "exclusivamente para trabajar", además, empresarios y empleados tienen la opinión de que si el trabajo no se traduce en esfuerzo es porque no estamos trabajando lo suficientemente duro.
Para la experta, este estilo de pensar y de trabajar está ahora más que obsoleto. La investigación demuestra que la ausencia de la risa y el buen humor en el lugar de trabajo contribuye mucho al estrés laboral, una de las causas más comunes de las bajas por enfermedad a largo plazo en el Reino Unido en la actualidad, según el Instituto de Desarrollo de Personal Colegiado (CIPD según sus siglas en ingles).
Estas ausencias cuestan a la economía del Reino Unido alrededor de 8.4 billones de libras al año, más de 10 millones de euros.
Tampoco debemos irnos a los extremos, aconseja la estudiosa. Antes de pensar que en el humor y la risa están todas las respuestas a los desafíos relacionados con el trabajo, nos advierte: “El humor no siempre se ajusta a todas la organizaciones y mucho menos debe utilizarse como la salida rápida ante cualquier conflicto laboral”.
El humor y la risa, según Hammond, propician un ambiente en el que los empleados se sienten bienvenidos, cómodos y relajados. Esto entonces, naturalmente, inspira a la gente a expresarse.
Si el medio tiene esta naturaleza, solo habrá que asegurarse de que la línea entre el humor apropiado y el inapropiado no se crucen, algo que sólo puede evitarse mediante el uso del sentido común y una gestión eficaz como líder. El muy mentado límite entre la confianza y el abuso.
Adoptemos la risa como escudo
Además de relajar los músculos tensos, ayudar a perder calorías y controlar la presión de la sangre, reír hará que el resto perciba una imagen profesional distinta de nosotros mismos.
No por tener mejor semblante perdemos el respeto y la admiración del resto del personal. Por el contrario, puede que gane más seguidores dentro de su propio equipo y que su actitud positiva sea una de las cualidades que más se le admiren de su personalidad.
La forma en que trabajamos hoy en día ha tomado un giro dramático. Hammond asegura que estamos trabajando más tiempo y más duro que nunca y sin embargo seguimos manteniendo una visión de trabajo que se adapta mejor a la década de 1950.
“El trabajo ya no debe ser visto como ‘trabajo duro’ o como un ‘medio para un fin’ porque la verdad es que pasamos demasiado tiempo en nuestras oficinas para que sea sólo eso, es parte de nuestra rutina y una faceta más de nuestra vida, por lo que debemos aprender a sobrellevarla con entusiasmo”, apunta la experta.
Como líder al crear un ambiente donde el humor y la risa son aprobados positivamente dentro de la rutina laboral estará creando un ambiente de disfrute para el equipo. Es este disfrute el que a corto y mediano plazo va a crear una economía más productiva dentro de la empresa y una fuerza de trabajo más eficiente en dónde todos se sentirán más comprometidos con el negocio. Reírse es salud y ahora también productividad. Así que al mal tiempo buena cara.
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