Por Rigoberto Puentes
-¿Cuál es el mejor regalo que podemos dar a nuestros hijos?
Si tú, apreciado lector, pudieras regalarles unas bases sólidas que les garantizasen bienestar económico durante toda su vida… ¿lo harías?
¡No estoy hablando de dinero!
¡No estoy refiriéndome a una cuantiosa herencia!
Es algo más sencillo, pero más valioso que la plata. Se trata los PARADIGMAS FINANCIEROS apropiados.
Los paradigmas están conformados por los valores, las creencias, las verdades, las cosas que aceptamos como ciertas, sin discutirlas, y sobre las cuales tomamos decisiones trascendentales de nuestra vida. Se trata de la forma en la que aprendemos a interpretar la vida y que modelan nuestro comportamiento.
Un niño que crezca con paradigmas financieros positivos es como si creciera con un “chip” de prosperidad insertado en su cerebro. Él, por impulso natural, tomará decisiones y acciones que lo conducirán automáticamente al bienestar económico y eventualmente a la riqueza.
Por el contrario, un niño que crezca con paradigmas inadecuados con respecto al dinero, difícilmente aprenderá a administrarlo, y pasará la vida padeciendo dificultades económicas. Son contados los adultos que se sobreponen a un mal comienzo financiero, debido a que se requiere una gran dosis de disciplina y de fuerza de voluntad para superarlo. Generalmente son personas que aprenden a administrar el dinero por la vía dura: después de vivir costosas experiencias (el caso del autor). La gran mayoría de la gente nunca tiene la oportunidad para educarse financieramente; y si esta se les presenta, no la aprovechan y eligen vivir “saltando matones”.
La educación financiera en adultos es un tema complejo. Una vez que la persona ha adquirido hábitos negativos con respecto al dinero le será muy difícil corregirlos. Y no porque la materia sea difícil en sí misma; por el contrario, es muy sencilla, pero la gran mayoría de la gente no alcanza a reconocer su valor y, por lo tanto, no se interesa en aprenderla.
“No hay enseñanza… sólo aprendizaje”
La cita que encabeza este subtítulo pertenece al reconocido asesor financiero Stansberry Porter, quien pretendía no solo asesorar sino también enseñar algo a sus clientes. Pero eran muy pocos los que aceptaban sus enseñanzas. Lo que la mayoría de ellos quería era que le indicaran qué acciones, bonos u otros títulos debían comprar para obtener los mejores rendimientos, sin tener que preocuparse por comprender los fundamentos básicos de las inversiones. El resultado final era que muchos de sus clientes no sabían poner en práctica sus recomendaciones y terminaban convirtiendo en pérdidas transacciones que, de haber sido bien ejecutadas, hubieran sido altamente productivas.
La explicación de Porter, sobre su cita, es muy simple: Hasta que la persona no reconoce el valor y la importancia de la materia que trata de enseñársele, ella no prestará suficiente atención a la misma. Hasta que no se decide a aprender, los esfuerzos del profesor serán vanos, por cuanto chocarán contra la barrera de la falta de interés del discípulo.
La forma más efectiva de aprendizaje se encuentra en la niñez, que es cuando el cerebro está ávido de absorber todas las enseñanzas que encuentra a su alrededor. Son los padres quienes inculcan en los hijos los paradigmas que van a definir su comportamiento en la vida. Son ellos, por lo tanto, los principales responsables de su futuro económico. Si les inculcan paradigmas financieros positivos, verán con satisfacción cómo sus hijos prosperan en la vida; de no hacerlo…
Los invito a apoyar la campaña de la Cámara Colombiana del Libro; los invito muy especialmente a adquirir el libro en el cual encontrarán los paradigmas financieros más importantes para la vida; los invito a adquirir “El mejor regalo para tus hijos”.
Autor Rigoberto Puentes – www.pmacolombia.com
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