Uno de los grandes retos de las empresas pequeñas y medianas es generar incentivos para retener a su personal. Oportunidades de aprender y mayor acompañamiento son las razones para trabajar en este tipo de empresas.
Para los más jóvenes
Es cierto que decenas de gerentes pyme se sienten frustrados cuando le dedican su tiempo a un joven, le transmiten sus conocimientos y forman un vínculo, pero este, de un día para otro, decide marcharse. Esto no es necesariamente malo, explica Rafael González, director general de People Excellence, “si hacemos bien nuestra tarea, es decir, si convertimos a nuestros empleados en ‘empleables’, esa persona donde quiera que llegue va a decir dónde trabajó, lo que beneficia la marca de la pyme”.
El problema es que el gerente y la empresa en general no alcanzan a disfrutar de las potencialidades del trabajador menor a 25 años: ganas de aprender, creatividad y el deseo por hacerlo todo. Es por esto que se debe hacer una simbiosis, si bien la pyme no le puede ofrecer un alto salario por su corta experiencia o porque no existen los recursos, sí le puede dar responsabilidades en las cuales él aprenda, cosa que no ocurre en grandes empresas, y por otro lado, el gerente, es decir, el jefe en la mayoría de los casos, puede sentarse con él y acompañarlo en el crecimiento. Ahí está el factor diferenciador y la ganancia para el empleado.
De esta manera, como lo explica Víctor Sarasqueta, profesor y PhD de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Argentina de la Empresa, “normalmente en las pyme hay que realizar una gran diversidad de tareas comparado con una empresa grande. Por ejemplo, si una persona trabaja en la gerencia financiera podrá realizar actividades como: manejo de caja, conciliaciones bancarias, pago a proveedores, colaborar con la confección del presupuesto, ir a los bancos y ver registros contables. La realización de estas tareas va preparando al empleado en una capacitación, que en una gran corporación solo se podría hacer por un plan de carrera o Job Rotation”.
En conclusión, al empleado joven hay que ofrecerle la posibilidad de adquirir experiencia, a partir de responsabilidades. Claro está que la experiencia debe estar acompañada de la presencia del superior, de alguien que lo oriente y guíe en sus diferentes actividades.
Para el trabajador de 25 a 35
Cuando se está en esta etapa de la vida, se quiere más estabilidad, un trabajo que no solo ofrezca un buen salario, sino la oportunidad de continuar creciendo en campos específicos de la vida profesional. Para este tipo de trabajadores, la clave de la motivación está en la premiación de sus éxitos y continuar un proceso de crecimiento profesional en el ámbito directivo, es decir, empezar procesos en los que se conviertan en directores de área o de ciertos negocios que requieran manejo de personal, trabajo en equipo y liderazgo, entre otros.
De esta manera, uno de los posibles motivadores en las pyme es que si el negocio va bien al finalizar el ejercicio comercial se asigna una recompensa especial, esta no tiene que ser necesariamente dinero en efectivo, sino productos que tengan un valor especial para el empleado. “Por ejemplo, si la empresa realiza un contrato con algún hipermercado y asigna tickets especiales por algún monto de compras, o si el personal es administrativo compra una serie de computadores con precio de descuento y les da opciones de financiamiento al personal de la empresa”, describe Sarasqueta.
Así mismo, González señala que al trabajador hay que “darle cancha, para que puedan hacer cosas que a lo mejor pueden hacer crecer la empresa. Eso tiene un riesgo: ‘si te doy responsabilidades y asesoría, luego tú podrías ir y montar una unidad de negocio igual a la mía’, pero hay que correrlo si queremos crecer”.
Los mayores de 35
El principal deseo de los trabajadores mayores es, por lo general, tener algo seguro y estable. Muchas veces, cuando un empleado tiene esta edad es porque ha pasado varios años en la misma empresa. Si ha estado en la pyme, debe ser tratado como un aliado y ‘escudero’ de la cultura corporativa; esto es una motivación, pues no solo se verá como parte importante del equipo de trabajo, sino como un ejemplo a seguir dentro de la compañía. Así mismo, hay que sacarle jugo a la experiencia que tiene, porque puede ser fundamental en los momentos de decisión y manejo de crisis.
Igualmente, el acompañamiento es fundamental, ya que si bien son personas que se resisten al cambio, es importante desarrollar en ellas competencias que les permitan readaptar sus comportamientos, en otras palabras que se ‘impregnen’ un poco del espíritu joven y de las ganas de aprender.
Fuente http://www.misionpyme.com/cms/content/view/4657/
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