Lo que se denomina Management By Walking Around (MBWA) funciona muy bien. Uno se hace más accesible si está fuera de la oficina, consigue información de primera mano. Y averigua lo que realmente está pasando.
El líder es quien conoce a su gente más que a nadie, exige a cada uno según sus puntos fuertes y de esa manera logra un equipo ganador.
Está demostrado que el miedo y la presión funcionan; es el camino más fácil para lograr que una persona haga lo que uno quiere. Sin embargo, no es eso lo que se espera de un líder, que es seguido porque la gente lo admira, es respetado y aprende de los errores.
ERRORES TÍPICOS. Quien maneja un grupo debe tener mucho cuidado en no cometer los errores típicos del jefe.
El jefe suele decir que la gente está a su disposición para lograr sus objetivos. Este juego de poder tiene su contracara: cuando el equipo está dirigido por un jefe y no por un líder, se vuelve mediocre e inseguro.
Es muy común que un jefe esté absolutamente estresado porque su equipo no responde. Que un empleado exponga una duda y el jefe le diga que se olvide del tema y resuelva las cosas solo, mientras que el líder le pregunta al empleado cómo lo resolvería, de modo tal que comience a crear y a manifestar sus propuestas. De ese modo el jefe se llena de trabajo extra, mientras que el líder va sacando lo mejor de cada uno.
El líder confía en su equipo, le da libertad para crear y para pensar, y delega tareas y responsabilidades, mientras que el jefe los hace sentir a todos como niños desvalidos y se crea una relación de sometimiento y dependencia que no le sirve a nadie.
Lo importante es conocerse a sí mismo para conocer bien a los demás y ponerles siempre un reto más alto. El líder logrará que su equipo sea cada vez mejor porque generará confianza en la gente y ganas de crecer.
El buen líder es aquel que tiene la inteligencia suficiente para tomar las decisiones apropiadas en el momento justo, y dispone además del carisma necesario para motivar a su gente en la dirección adecuada, de forma que sus decisiones se lleven a la práctica.
El trabajador del conocimiento tiene un perfil muy definido: entusiastas, amantes del cambio, se mueven por objetivos y su motivación principal no suele ser el dinero. Para funcionar necesitan proyectos interesantes y siempre diferentes. Los mejores los encontrarás en empresas ágiles, con unos estándares de exigencia altos y un entorno que les de la oportunidad de aprender de sus compañeros. También buscan un equilibrio entre su vida personal y su vida profesional, por lo que valorarán la flexibilidad de horario, la retribución “no convencional” y la posibilidad de trabajar dónde y cuándo les venga bien. Lo más importante es que NO necesitan jefes. Pero SI necesitan autonomía en la toma de decisiones y fijar ellos mismos su forma de conseguir las metas planteadas.
Si les preguntas te dirán que el mejor jefe es aquel que se quita de en medio, aquel que no interfiere. Si les preguntas te dirán que no saben qué es un jefe pero sí qué es un líder. Un jefe manda (y ellos no necesitan que les manden). Mientras que un líder inspira (y ellos valoran la inspiración por encima de todo).
Autor Mariano Gorodisch
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