Con agradecimiento y afecto a mi colega y amigo, el profesor Emilio Mendoza.
“La mejor manera de predecir el futuro… es creándolo uno mismo”. Peter Drucker.
Mi amigo y colega Emilio Mendoza dice –y practica- que para evitar sorpresas, hay que anticiparse.
Narra en una de sus anécdotas que cuando acababa de ser nombrado director, llegó el director financiero para decirle que estaban en serios problemas para pagar la nómina de esa semana. Emilio inmediatamente resolvió el problema a la vez que se aseguraba, tomando las precauciones necesarias y adquiriendo las capacidades requeridas, que el problema nunca se volvería a presentar.
Por su parte, Jack Welch, el emblemático CEO de GE durante 22 años de excelentes resultados, afirma que un aspecto muy importante en estos tiempos, que tiene que ver con liderazgo, es precisamente Inventar el futuro aunque, por lo mencionado al principio del artículo, quizá sería más apropiado hablar de crear o forjar, más que de inventar. En todo caso, la idea es crear el futuro anticipándose a él.
Welch siempre dijo que la paradoja del liderazgo es la habilidad de hacer y soñar al mismo tiempo. O como dice Juan Grau, asegurar el presente mientras se edifica el futuro.
Sin embargo, en tiempos de crisis como los actuales, la mayoría de los ejecutivos están tratando de sobrevivir, lo que no tiene nada de malo.
El profesor Sergio Raimond-Kedilhac afirma que, si se nos hunde la lancha en que vamos, el primer objetivo es flotar, aunque después de asegurar que estamos a flote habrá que nadar hacia la orilla. Flotar es asegurar el presente y nadar crear o forjar el futuro.
Es verdad, asegura Welch en un reciente artículo. Es necesario asegurar el presente y está bien el pelearse para sobrevivir a la crisis, pero también hay que pensar en el mañana. Ese mañana al que nos referimos con la frase “trabajemos mas duro, más rápido y mejor, o ninguno de nosotros estará aquí mañana”. ¿Y quién crea ese mañana?: el líder.
¿Por qué el futuro en contexto de crisis es difícil de crear?
Por múltiples razones:
Naturaleza humana. La urgencia nos absorbe. A la hora del hundimiento del Titanic resultaba inútil ponerse a arreglar las sillas de la cubierta. La urgencia nos empuja a enfocar todos nuestros recursos, tiempo, energía, voluntad e inteligencia a salir de la crisis.
No hay tiempo. El recurso crítico se vuelve el tiempo de quien dirige. Si en condiciones normales es difícil establecer una relación 50-50 (50 aseguramiento del presente, 50 creación del futuro), en tiempo de crisis se antoja imposible. En este caso, al menos asegurar el 80-20, como dice Welch. Es decir, dejar un pequeño porcentaje a la esperanza de crear – forjar el futuro.
Evitar conflictos. ¿Cómo “gastar” en el futuro si no hay recursos? A la hora en que estamos despidiendo a personas, a la hora de recortes o por lo menos de congelamiento de sueldos y de suspensión de bonos, los empleados se volverán extraordinariamente críticos con los gastos que haga la organización. En este contexto, gastar en “creación de futuro” puede ser visto como ostentoso o innecesario si no se está plenamente convencido de lo que se gasta para crearlo.
Para lograrlo, para enfilarnos hacia ese futuro, hay que describirlo de manera excitante y prometedora, como afirman Collins y Porras. Se trata de contar con un propósito audaz y una descripción emotiva, que anime a quienes van a tener que lograrlo, pintando un futuro donde la organización será diferente y mejor.
Y así, trabajando en él, anticipándonos, algún día el futuro nos “alcanzará” y estaremos preparados para vivirlo, disfrutarlo y hasta gozarlo porque, cuando lleguen las oportunidades, quienes las pescarán serán los que estaban preparados.
Así que recordemos, como afirma Welch, inventar el futuro es una de las definiciones cruciales de liderazgo. Los verdaderos líderes serán conocidos precisamente cuando el futuro (parafraseando la película de ciencia ficción) nos alcance.
Autor Carlos Ruiz González
No hay comentarios:
Publicar un comentario